Las bodas (II): La iglesia
El otro día hablé de las comidas en las bodas, saltándome totalmente el paso de la Iglesia, es decir, haciendo un Hannover. Que como todos sabeis fue aquello que hizo Ernesto de Hannover en la boda del Príncipe, se saltó la ceremonia para ir directamente a lo que va todo el mundo: a «jalar».
Todo el mundo ha de saber que antes de la susodicha comida hay que ir a la iglesia. Aunque cada vez menos ya que mucha gente se casa por lo civil, aún hay mucha gente que por tradición (que no quiere decir que por creencia) se casa por la iglesia. Normalmente, y con esto no os ofendais las mujeres, es porque a muchas mujeres les ha hecho ilusión desde pequeñas eso de ir a la iglesia vestidas de blanco que tan bonito queda en las películas de Hollywood.
Que, por cierto, para que todos lo sepais, el ir vestidas de blanco viene de lo que representa el color blanco. Esto es la pureza y la virginidad de la chica que se va a casar. Pausa para reirse.
La llegada de la novia a la iglesia es todo una historia. Todas las vecinas del barrio salen a la calle a verla. «¿Quien se casa, quien se casa?» gritan alborozadas. «Qué guapa va la novia» «No se puede decir lo mismo del novio, ¡qué hortera!». En fin, esas cosas que pasan en los barrios. La novia pasea su traje blanco por todo el vecindario y la acompaña el padre todo orgulloso y con los ojos acuosos siempre apunto de echar la lagrimita. Siempre viene alguien, todo emocionado/a, que le dice: «No pierdes una hija, has ganado un hijo». ¿Y qué falta le hacía al hombre otro hijo a estas alturas? Pensará digo yo.
Una vez llegados a la iglesia, todo el mundo felicita a la novia y le da besos. Te saludas con gente que no has visto en tu vida, primos lejanos que ni sabías de su existencia aparecen como por arte de magia y te das cuenta, allí mismo, que sois la tira de gente en la familia. Y tú que te pensabas que ya erais muchos con el gato…
Ya dentro de la iglesia empieza la ceremonia. Sería un tostón sino fuese por las clases de aerobic que nos dan dentro. Me explico.
Yo en la iglesia me pierdo, hay gente como mis padres y algunos familiares más que se lo saben todo, saben cuando hay que decir «oremos», «amén» y demás frases hechas. Pero yo no tengo ni idea. Es más, tengo que estar siempre imitando a los demás para no quedar mal allí dentro. Pero lo que nunca he llegado a controlar es: ¿Cuando «bemoles» (otra vez) hay que levantarse y cuando hay que sentarse? Es todo un ejercicio, probadlo un día, vas a la iglesia y te pones en forma. Podría decirlo claramente, yo siempre voy a destiempo como un novato en una clase de aerobic y no veas lo mal que lo pasas.
Después de sufrir todo eso, que los novios también lo sufren, llega la parte más divertida de toda la boda. Mientras los novios y los testigos firman conforme se han casado, la gente se prepara en la puerta para recibirlos. Para recibirlos como se merecen, a arrozaco limpio. Ves a todo el mundo con cara de psicópata con los puños bien cerrados, sudando el arroz, preparándose para el gran momento en que los novios crucen la puerta de la iglesia y… ¡zas! ¡Que todo el mundo lance su arroz!
Desde aquí aviso a la gente que el arroz se tira para arriba y se hace caer sutilmente en las cabezas de los novios. Lo digo por si alguien no lo tiene claro y se dedica a tirarlos a mala leche, que se ve a gente como la «antigua amiga que siempre le gustó su amigo y habían hecho una promesa que sino se habían casado a los 30, se casaban ellos dos» y «el ex-novio de ella que quedaron como amigos» que lanzan a mala hostia en plan vengativo. Un poco de por favor, que esas cosas entran en el ojo y ya tenemos la comida hecha…
Actualización:
Justo después de escribir el post, por la noche, me han invitado a una boda. Ya tenía una en mayo pero ahora tengo otra en marzo. Qué casualidad, justo hablar de esto… Voy a tener que empezar a pedir limosna…
En la boda de mi prima, además del arroz, unos metros alejado de allí, encendieron unas tracas, que al principio todo el mundo se asustó porque creían que era un ataque terrorista.
Me encanta el post, pero una aclaración.
En estudios antropológicos, se explica que el blanco de la novia, no se debe ni a pureza, ni a virginidad, sino a alegría.
"Hubo una época en que tal color(el blanco) significaba que ésta aceptaba valores sencillos, aunque ahora ya no se le da esa interpretación al traje blanco de novia. En la antigua Grecia el blanco era símbolo de alegría, por eso los griegos vestían siempre de blanco en los festivales y llevaban guirnaldas de flores blancas. Antes de las ceremonias de casamiento se pintaban el cuerpo de blanco. Muchas supersticiones se relacionan con los trajes nupciales de colores que, sin embargo, se usan en muchos otros países. Incluso, existen versos que riman con los colores, producto del ingenio popular, los cuales presagian mala suerte a los contrayentes. Sólo el blanco y el azul escapan a este tipo de augurios negativos".
En mi familia, todos se han casado de negro o de corto… y chico no les ha ido mal.
Saludos