Lo natural
Mi referencia cinematográfica preferida para referirme al estado actual de las cosas es Idiocracia. Llevo usándola desde hace más de diez años por su ominosa capacidad para ser, de alguna manera, profética. Por si no la conocéis, Idiocracia es una distopía en el que las personas con mayor capacidad intelectual no se han reproducido lo suficiente porque tenían demasiadas cosas que hacer y los idiotas han proliferado por el mundo porque creían que haciendo agujeros a los condones se refrescaba el ciruelín. El resultado es un mundo en el que un burócrata que simplemente estampa sellos, interpretado por Adam Sandler, tropieza con una máquina del tiempo y al llegar a ese futuro distópico se convierte en el ser más inteligente del lugar. Al presentarse en el EEUU del mañana, descubre que un luchador de Pressing Catch es el presidente y hay escasez de alimentos porque riegan las plantas con Gatorade para darles más energía. Aún no hemos alcanzado este punto, pero el presidente actual de los EEUU apareció en Pressing Catch y hace nada han aprobado en España que se pueda comercializar leche cruda. Ahí vamos, cuesta abajo y sin frenos.
La gente es la leche
Sí, amigos. La Generalitat y el propio Gobierno del Estado, sumándose a la juerga de la estulticia, han aprobado que se pueda vender leche cruda. Para el que no lo sepa: leche directa de la vaca, sin pasteurizar. Que tiene más sabor, más vitaminas y un sinfín de enfermedades infecciosas que habíamos olvidado que existían, precisamente por existir la pasteurización. Cualquiera diría que no saben como acabar con el problema del paro y quieren quitarse primero de en medio a los más idiotas del lugar. Quizá sea un caso de Idiocracia mezclado con Darwinismo selectivo. Los primeros en caer serán los hippies y pasados los años la media en los exámenes PISA habrá aumentado.
Hace años os hablé en este blog sobre lo que yo llamo «La secta invisible«. Una serie de personas que siguen unos mismos postulados altamente relacionados entre sí por ser estupideces de gran calibre. Sin embargo, funcionan como una gran red en la que se unen todas las supercherías modernas: homeopatía, antivacunas, medicinas alternativas, reiki, partos en casa, tradiciones milenarias, feng shui y por qué no, beber leche cruda. Algunas creencias son inocuas como el feng shui que como mucho puede hacer que te tropieces con algún mueble en casa por ponerlo en equilibrio zen; y otras son más peligrosas como no vacunar a tus hijos, arriesgarte a un parto complicado lejos de un hospital, acudir a la homeopatía para tratar enfermedades jodidas ignorando a la ciencia o beberte leche sin los hervores suficientes ni las medidas de seguridad adecuadas que en el mejor de los casos te provocarían unas cagaleras de las que has de pasar por la ducha después, y en el peor pues te quedas sin cantar kumbayá en las fogatas a la luz de la Luna. Para siempre.
Todo esto tiene relación con la reciente glorificación de «lo natural». Y ya ni te digo si lo juntas con el «antes se hacía y no pasaba nada». No pasaba nada. Igual hablan desde el punto de vista de alguna bacteria que ha infectado su cerebro y se ha apoderado de él: «Tú dí esto que así dominaremos el mundo, ¡por fin la E.Coli disfrutará de todo su esplendor! BWA HA HA HA» Claro que pasaba, lo que la ignorancia a la que lleva el vivir en una sociedad ajena a esas enfermedades, ha hecho que los más inconscientes hayan olvidado por qué se hacen las cosas así. Que le digan a las abuelas que han visto a sus hijos sufrir unas fiebres maltesas que lo de la leche uperizada estropea la leche. Que te da una susodicha leche en el colodrillo que se te quitan las ganas de decir idioteces hasta el siglo que viene. Lo natural no es sano por ser natural. El veneno también está en la naturaleza. Y no hay nada más natural que una enfermedad infecciosa.
Debería tener una explicación
Igual todo esto es una evolución de algún virus que se está apoderando de los humanos. Están aprovechando los fracasos progresivos en cada una de las reformas educativas y por ese resquicio se están colando. ¿Cómo convencer a todos estos militantes de la secta invisible que lo natural no es bueno per sé y que el progreso en los sistemas sanitarios, sobre todo en Europa, busca el bienestar general y no que te sepa peor la leche? Pues con este post, no. Que les llamo idiotas y así se enrocan en sus ideas. Hay algunos estudios – y este interesante hilo – que recomiendan usar el sentimentalismo y no la racionalidad, porque combatir la irracionalidad con racionalidad es imposible. Y a nadie le gusta descubrir de golpe que sus creencias son una estupidez.
¿Pero y el Gobierno? ¿No se supone que debería estar por encima de estas cosas? ¿Por qué se dejan llevar por el populismo de barrio pijipi? ¿También les han inoculado el virus Estulticius? Pues puede que todo tenga una explicación lógica y más mundana. Como siempre, relacionada con el dinero. Mirad este hilo en Twitter, por ejemplo: [Una explicación] En resumen: la leche se está comprando por debajo del precio de coste a los ganaderos y si la venden sin tratar, es decir, directa y crudita de la vaca con su grumito, su necesidad de ser hervida tres veces y su canesú, pueden sacar más dinero por litro y, al menos, no ir a pérdidas. Los respectivos gobiernos, en vez de intentar solucionar el problema a nivel europeo, tiran por el camino de en medio: poner en riesgo la salud pública. Los de la secta de lo natural, felices. Los demás, estamos preocupadísimos.