La distopía tertuliana
En el año 2010, según unos archivos secretos desclasificados, una brillante luz cegadora iluminó los cielos de Murcia una tarde de Agosto cualquiera. Aquello deslumbró a todos los transeúntes que no fueran turistas italianos y tras unos segundos de desconcierto la luz desapareció. Nadie supo qué pasó después, ni donde cayó aquel bólido misterioso excepto Hipólito que en aquel momento estaba paseando por el campo cuando vio descender a la nave espacial.
Los ojos de Hipólito se desencajaban y por más que se los frotara con el anverso de la mano lo que veía permanecía ahí. Una nave espacial en plena Murcia. En vez de en Estados Unidos que están más acostumbrados. ¿Qué podría hacer él? ¿Cómo se actuaba en estos casos? ¿Llamar a emergencias? ¿Ir en son de paz? ¿Sacar la escopeta de matar perdigones? No supo qué hacer y se quedó ahí clavado delante de la puerta de la nave. Al momento ésta se abrió y salió un humo gris; Hipólito por un momento pensó que saldría alguien imitando a Julio Iglesias, pero no, apareció un ser con aspecto humanoide que bajaba lentamente las escaleras de la puerta abatible. Llevaba gafas y el pelo peinado hacia el lado, con un aspecto churretoso y hablaba en perfecto castellano.
– ¿Quién es usted? – dijo el extraterrestre -. Llévanos con vuestro líder.
– ¿Líder? ¿Qué líder? ¿De la Liga? Ahora va el Barça, pero no tengo el teléfono del Bartomeu – contestó Hipólito.
– No, coño. Vuestro líder. Líder de la humanidad. ¿No hay líder de la humanidad aquí o qué?
– Que yo sepa, no. Pero si lo hubiera no sé cómo lo llevaría hasta él. Seguro que necesitas acceso VIP o algo así.
– Da igual, necesito ver a alguien que os represente. Me llamo Francisco Merhienda y vengo del planeta Tertulia. Soy el líder de Opinión y vengo a guiaros espiritualmente hacia la verdad absoluta y las soluciones definitivas. Está claro que las necesitáis.
Acto seguido, el tertuliano Merhienda – líder de Opinión, una región del planeta Tertulia – sacó una especie de arma tecnológicamente mucho más avanzada que la terrícola y disparó a Hipólito en la cabeza.
– Has sido tocado por el Cuñadeitor – dijo el tertuliano -. A partir de ahora a todo lo que digamos contestarás con «tiene toda la razón del mundo» o «es que es de sentido común». Nuestro poder en La Tierra justo acaba de comenzar. Hagamos la prueba: La culpa de la crisis es vuestra, que habéis vivido por encima de vuestras posibilidades.
– Pues tiene toda la razón del mundo, señor Francisco. Es que es de sentido común. – contestó Hipólito.
Merhienda abandonó la zona y se puso en contacto con otros tertulianos que habían descendido a la Tierra a gobernarnos sin piedad y decidir sobre nuestros designios con soluciones infalibles, perfectas y fáciles de implementar. A partir de ahora ya no haría falta estudiarse un tema para poder solventar situaciones complejas, el Mundo pasaría a ser gobernado por los grandes pensadores llegados del planeta Tertulia: Eduardo Guinda, José Ignacio Huerto, Curry Gorgonzola, Antonio Miguel Mormona, Alfonso Cojo y Pilar Rayuela. Tenían tal poder mental que nunca necesitaron conocer un tema a fondo para poder pontificar sobre él sin ningún ápice de duda. Cualquier vacilación podía ser signo de debilidad en su planeta. Junto a otros tertulianos estaban planeando dominar el mundo a través de las televisiones generalistas, disparando con el Cuñadeitor y transmitiendo su poder a través de las ondas de la TDT.
Sin apenas darnos cuenta los tertulianos comenzaron a controlar todo el espectro televisivo y consiguieron que los directivos de las cadenas de televisión emitieran cada vez más debates que acordaron llamarle «tertulias» en honor al planeta del que provienen todos ellos. Alcanzando cada vez más cotas de poder y control, los políticos descubrieron que no podrían gobernar sin convertirse antes en uno de ellos. Así fue como Pablo Catedrales, Albert Riviera y muchos otros se transformaron en tertulianos gracias al Cuñadeitor para alcanzar el poder. Sin darse cuenta que su agenda siempre estaría controlada por aquellos que manejan los hilos, aquellos que un día aterrizaron en Murcia desde el planeta Tertulia para arrasar con todo.
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[…] lo hacen una trampa para la gente válida y la gente con ideas. Son monolíticos, tienden a la idea única y a que todos tengan que hacer piña en base a un argumentario. Incluso en partidos nuevos como […]
[…] habla de lo que conoce, si no lo hiciera y hablara de oídas ¿en qué me convertiría eso? ¿En un tertuliano? Pasados los años y harto de pasar horas en asientos quiebra-espaldas decidí mudarme a la gran […]