Venía a alquilar un coche y…

Esta es una historia real dramatizada sobre una mujer. Una mujer como otra cualquiera que podamos conocer en nuestra vida normal, una amiga vuestra que conozcáis por la calle, una compañera de clase o del trabajo, una mujer con carnet de conducir. Pero ella no es tan normal, ella es distinta, ella quiere alquilar un coche para hacer un viaje ella sola. ¿Por qué no? Ella también tiene derecho. Aquí os pongo su historia, que me ha llegado al alma:

– Hola, buenas tardes, ¿es aquí donde se alquilan coches?
– Emmm, sí, en la puerta pone claramente: Alquiler de coches. Alquile el suyo ahora. Alquílelo ya. Creo que sí, que alquilamos coches, así por deducción eh. Dime osado.
– Vale, lo comprendo. Me voy, no quiero comprar ningún coche.
– ¡¡Eh, oiga espere!! ¡Que sí alquilamos!
– Ay, es que me hablas con palabras tan técnicas que no te entiendo.
– (El alquilarista de coches mira para ambos lados buscando una cámara oculta, o a sus compañeros descojonándose, pero no encuentra nada) Emmm, veamos, ¿qué coche querría?
– Pues uno. No sé. Uno rojo.
– Uno rojo… Uno rojo… Pero a ver, qué marca, qué tipo de coche.
– No sé, uno de esos que tengan volante y cuatro ruedas, con los que me saqué el carnet después de 300 horas de práctica y 7 exámenes.
– (Cara de anonadado del vendedor) En fin. A ver que le puedo encontrar. ¿Va a hacer un camino largo?
– Psé, normalito. Puede ser.
– Pues no sé, le puedo recomendar el Citröen C4. Funciona muy bien y nada, tiene el controlador de consumo automático y todo eso que le puede venir bien para avisarle cuando se le acaba la gasolina y tal.
– ¿Ha dicho automático? Me lo llevo, que es mucho más sencillo. Déme las llaves, rápido, que tengo prisa.

Y la mujer se fue. Feliz ella con su C4 marchó hacia su destino. Y aquí la vemos dentro de su coche arrancándolo.

(Brrrmmmm, brrmmmm, glo glo glo) Vaya, ya se me ha vuelto a calar por quinta vez. Volvamos de nuevo. (Brrmmm, brrmmmmmm, bbrrrooooaammmmmmmmmmmm) Bien, ya funciona.

Y siguió su camino. Ella estaba feliz. Su coche funcionaba. Puso la primera y a correr. Brrrmmmm, brrrmmmmmmmm, brrrmmmmmmmmm. Y más brrmmmm, y venga brrmmmmmm. Y así durante 220 km. En primera. Ella creía que era un coche automático, y cambiaba solo de marchas. Y este es el resultado:






Fotos vía Motorpasión. Historia real dramatizada por mí.


Aclaración: Siento si se ha herido algún tipo de sensibilidad. No era mi intención hacer un post machista, simplemente me hago eco de una noticia, o pseudo-noticia que parece ser falsa, y la he dramatizado. Si hubiera un hombre como protagonista, sería igual de absurda y la pondría igual. De todas formas, si alguna mujer se ha sentido herida, lo siento. No era la intención. Quien me conoce sabe que de machista tengo bien poquito.