El Rey se va de… su trono
Vuelvo para traeros una exclusiva mundial que seguro que a estas horas aún no habéis escuchado ni leído en ningún sitio: el Rey de España abdica. A la tierna y joven edad de 76 años nuestro monarca Juan Carlos I El Campechano abandona el trono en pos de su hijo Felipe VI El Del Atleti. Qué tiempos aquellos en los que los reyes tenían motes. Y corona. Lo que hubiera lucido que el rey se quitara la corona de la cabeza en plan «lo dejo ya, estoy cansao» y le viéramos el pelo acartonado como cuando te quitas una gorra a lo dominguero después de un paseo al calor del sol. Una pena.
Miles de españoles salen a la calle a pedir la tercera república porque ahora que ya se ha cansado de ser rey ya toca revisar antiguas estructuras anquilosadas. En el extranjero deben de vernos como aquellos a los que nos gusta mantener en el poder a jefes de Estado no democráticos durante unos 40 años. Y otros miles de españoles han estado revisando el BOE durante toda la tarde para buscar dónde estaba la convocatoria de oposiciones a Rey de España. Pero por lo visto está difícil conseguir la plaza, solo hay una y se presenta el hijo que tiene enchufe. Está crudo.
Mientras no se realiza oficialmente la sucesión hay ciertas tareas muy importantes para el devenir de nuestro país que quedan vacantes. Y por supuesto solo alguien con las capacidades de nuestro ya ex-monarca sería capaz de hacer. Hay que decir que algunas personas ven a Juan Carlos I como uno de esos cantantes de un solo éxito. Un one-hit-wonder que se llama. Lo petó muy fuerte en el 23-F terminando con un golpe de Estado con el gran superpoder de hablar por la tele. Ningún superhéroe ha conseguido salvar nada simplemente hablando por la tele, mucho ojo. Como eso le salió bien, lo único que parece haber hecho estos años es salir en Navidad a contarnos alguna historia. El discurso era vilmente ignorado por todas las familias de este país, excepto si había ganas de discutir. En lo que había quedado el pobre: de salvador de la patria a un mero generador de discusiones de cuñaos.Pero el rey hacía otras muchas tareas, muchas más. No os hacéis una idea. La incertidumbre recorre el país y hay mucha prisa en coronar al nuevo rey antes de que esto se convierta en caos y destrucción porque no hay nadie que haga estos trabajos. Por ejemplo:
– Saludar a la muchedumbre. Llegar a un sitio público con un montón de marujas gritándote guapo y saludar sin inmutarse es tarea ardua. Si al menos fueran fans enfervorecidas enseñando pechamen a tu paso, aún. Pero marujas… Y le tiran besos y todo. Un horror. Eso sí, no siempre es fácil mantener la compostura e incluso nuestro campechano ex-monarca también tuvo algún desliz.– Caerse y romperse la cadera. Puede pareceros baladí o poco útil para el devenir de nuestro país que nuestro rey se rompa la cadera; ¿pero sabéis cuantos programas de humor y revistas viven de hacer chistes con las caídas del rey? ¡Genera puestos de trabajo! ¡Y buen humor en la calle! Eso es un buen rey: Romperse la cadera por Essspaññña. A ver si el próximo tiene huevos.
– Ayudar a la gente con la moto. Hace unos años si usas coche tenías dos opciones a la hora de contratar un seguro: o ponías asistencia en carretera o te encomendabas a Juan Carlos I El Motorista Anónimo. Cuenta la leyenda que cuando se te pinchaba la rueda del coche, aparecía un motorista misterioso que te ayudaba con el gato y cuando se quitaba el casco resultaba ser, oh, el Rey. Se habla mucho de lo que ha estudiado el próximo rey, ¿pero alguien sabe si ha hecho algún curso de mecánica de coches? Me preocupa.
– Cazar elefantes. No hay nadie ahora mismo capaz de sustituir al Rey en esta tarea. Aunque es posible que el país no eche de menos esto, ya que solo daba puestos de trabajo en Botswana. El problema lo tienen los elefantes de allí: están todos con ataques de estrés y ansiedad al enterarse de la noticia de la abdicación. Ahora Juan Carlos I tendrá MÁS tiempo libre.
– Inaugurar cosas. En esto estoy seguro que el príncipe está sobradamente preparado. Lleva desde bien pequeñito entrenándose en el noble arte de cortar cintas y poner primeras piedras. El país está a salvo, podremos seguir inaugurando cosas sin problemas.– Recomendar amiguetes empresarios. Es muy difícil ganarse la credibilidad en el mundo de los negocios, pero de esto el antiguo monarca sabía mucho. Todavía no sabemos qué clase de amigos tendrá el nuevo, aunque sí sabemos que tiene un cuñado no muy de fiar. El nivel está alto puesto que hay pocos amigos del rey que no hayan terminado en el banquillo. Será mala suerte, supongo. O que el entrenador les tiene manía.
Todo esto queda huérfano hasta nueva orden así que es probable que el país caiga en el caos absoluto como no pongamos a un sustituto pronto. No es fácil sustituir a la figura decorativa más cara que hayas podido tener en tu vida.
P.D: Así está en estos momentos las plazas más importantes del país. Para acabar con las desigualdades en un país y convertirse en un país democrático de verdad hay que empezar por la más importante. Ya va tocando: [Barcelona] [Madrid]
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Información Bitacoras.com
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[…] pongas, mejor. Y por supuesto en inglés. Sin ir más lejos, hasta el propio príncipe una vez que se convirtió en Rey actualizó su cuenta a: “Country Flower Pot Manager & Excellence Emblematic and […]