Enviar un paquete y no morir en el intento
Hoy en día es muy habitual encontrarse a gente que necesita vender algo por internet. Suele ser por dos motivos: 1) necesita la pasta, 2) necesita espacio. Y lo más socorrido en esos casos es vender revistas antiguas para algún coleccionista. Pasa mucho. Tu pareja te pone en la diatriba: o ella o tu colección de El Jueves. Revistas acumuladas durante 20 años que amenazan con convertirse en el monstruo acumulador de polvo tienen los días contados. Gracias a Internet descubres a gente que o bien tiene mucho espacio, o mucho dinero, o una mujer sufridora y decide comprarte el Ácaro Gigante que tienes en casa. La cuestión ahora es: ¿cómo enviarlo?
Pues hay una cantidad de servicios de envío de paquetes bastante considerable. Correos hace tiempo que dejó de ser vuestra única opción. Con todo lo mal que puede sonar esa frase si la pensáis con vuestra mente sucia. Así que se te abre un abanico de servicios que no sabes cual usar ni cual es mejor ni, sobre todo, cual es el que sale más baratico. Y ahí aparecen los comparadores de paquetería, que también suena mal si lo piensas suciamente: «El comparador de paquetes definitivo», para solteras exigentes. Pero existen, como por ejemplo Packlink que te compara todos los servicios con un funcionamiento similar a los de los rastreadores de seguros o vuelos baratos. Lo mismo pero para paquetería. No amigas, no compara entre los de bomberos y policías nacionales; lo siento.
Por lo menos ahora sabes cuál es el que te sale más barato o el que te da un mejor servicio, pero el paquete hay que prepararlo. Si estás enviando revistas tienes poca historia, pero si envías un producto frágil ya puedes comprar bolsas de burbujas para envolverlo. Que igual envías un jarrón y llega una cama de fakir. El problema que tengo yo es que si me compro una bolsa de burbujas no envío el paquete nunca jamás de la vida. Me tiro toda la tarde reventando las burbujitas como un tontito. Poca broma que la OMS lo considera una droga. Existe el Proyecto Hombre de petadores de burbujas. Muy mal todo.
Y ya una vez preparado solo te queda que lo vengan a buscar y enviarlo. Por supuesto también tienes que rezar para que llegue a su destino a tiempo. Hay mucha superstición cuando uno hace un envío importante por correo. Como si la magia hiciera su trabajo. Por suerte hoy en día se puede seguir el paquete durante todo su recorrido gracias a los sistemas de tracking. Pronto pondrán un sistema que te permitirá seguir incluso por GPS al conductor. Será divertido ver como te enervas cuando te das cuenta que tu envío lleva horas parado justo al lado del Club Loli’s… Vivíamos mejor en el desconocimiento. Así que ten fe, llegará. Algún día.
1 respuesta
[…] valioso. Luego de mayor aprendí que ese cartel lo ponían para que los amables trabajadores de Correos supiesen qué cajas podían tirar como sacos de patatas y con cuales podían jugar a […]