Descubren un marsupial que muere por exceso de sexo

Dramatización. Este no es el marsupial.

Muchos creen que ya se han descubierto todas las especies de animalicos que hay en el mundo, pero no. Aún hay algunos por descubrir. Sin ir más lejos aún no saben qué tipo de animal es Paquirrín, así que trabajo hay por delante todavía. Unos científicos australianos han descubierto un nuevo tipo de marsupial del que no sabríamos nada por estos lares si no fuese por su trágica y a la vez placentera forma de morir: a polvos.

¿Quién no ha tenido una noche loca de sexo desenfrenado? Que tire la primera piedra. ¡Au! ¡Ay! ¡Auch! Joder, ahora disimulad; pero la habréis tenido. Pues imaginad como sería vuestra vida si tuvierais una noche desenfrenada de sexo durante 14 horas continuamente cada día… Sí, a vosotros se os habrá convertido el cimbel en una pasa de California y ellas tendrían el parrús como el cuello de un pavo real. Aún así ellas aguantarían mejor que nosotros tales embestidas sexuales, como demuestran las noticias como la de la ninfómana que machacó un hombre a 36 horas de sexo.

Es el caso de este pobre marsupial. Los machos de esta especie mueren antes del año de vida por estrés sexual. Están sometidos a tanta presión y tienen que echar unos polvos maratonianos tan demenciales que terminan destrozados por dentro y por fuera debido al furor sexual. Eso sí, no pueden decirse que se van al otro mundo sin haber disfrutado del sexo. Aunque quizá la palabra «disfrutar» no sea la más adecuada para este caso.

Todo en exceso es malo y lo saben bien los Antechinus de cola negra. Por lo visto tras las sesiones sexuales dignas de una pornstar los animales que consiguen sobrevivir quedan completamente estériles. Lo que en lenguaje vulgar se suele conocer como «me ha dejao seco«. Así pues, estos animales practican la llamada «reproducción suicida», para mantener sus propios genes copulan hasta reventar. Como si de una fábula se tratase, nos queda una moraleja: si tienes una noche desenfrenada, piensa en el marsupial y… Vete a dorm… ¡qué coño, dale, qué más da!

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