El Tour en Girona, la crónica
Esta mañana madrugué, quitándome las legañas con una espátula de rascar paredes, y partí junto a mi amigo Alberto a Girona para poder ver la salida de la sexta etapa del Tour de Francia, que curiosamente pasa por España. La salida era a las 13.00 con lo cual llegamos con bastante antelación para poder aparcar en algún parking, sacar los bártulos del Xacobeo y caminar hasta la salida de la etapa. Las calles principales estaban cortadas para permitir pasar a los ciclistas, no es plan de que venga el Tour y tengan que estar parándose en los semáforos y pasando por el carril bici.
Así que empezamos a dar vueltas por la zona de la salida para hacer tiempo y para chafardear los entresijos del Tour. Antes de que salieran los ciclistas hubo una especie de cabalgata de Reyes Magos, pero sin los Reyes ni los caramelos y un montón de publicidad. Modelos cantando y bailando pasándoselo bomba, básicamente. Después de oir un montón de frases en francés sin entender ni papa; y de oir a animadores en coche hablando en castellano afrancesado sin entender ni papa también, nos fuimos a ver la entrada de autobuses de ciclistas.
Los autobuses de los ciclistas son fantásticos, tienen los cristales tintados o con publicidad del equipo. Así pues, no se ve absolutamente nada de lo que pasa dentro. Y se montan unas fiestas ahí… Venga a pasar azafatas para dentro y el autobús a menearse solo. Claaaro, como no se ve naaada. Ríete de las fiestas de Berlusconi. Luego dicen los ciclistas que están cansados, no me extraña. «Nooo, es que ayer subí un repecho complicadísimo» Y el otro: «¿Repecho? ¡Repechos los que tuve en estas manitas esta mañana en el autobús! ¡Madre de Dios! ¡Qué repechos!» Se las saben todas. Y más existiendo equipos como Rabobank y Saxobank. Si es que siempre pensando en lo mismo.
Empezaron a aparecer los ciclistas y la gente gritaba al paso de Alberto Contador, que casi no se le vio al entrar al bus. Nosotros terminamos colocándonos delante del autobús del equipo de Carlos Sastre, la persona más maja y cercana de los más conocidos del pelotón. Era el único que se acercaba a firmar a todo el mundo tanto si estaba montado en la bici como sino. Incluso creo que si le hubiéramos gritado: «¡Sastre! ¡Hazme un traje!» No se lo hubiera tomado a mal. Pero tampoco era plan de comprobarlo, una bici de esas en la cabeza tiene que doler.
Después pudimos hablar con Eduardo Gonzalo, un ciclista de aquí que Alberto conocía. Se podría decir que tenemos declaraciones exclusivas como si de un medio deportivo se tratara. Nos dijo que la etapa anterior, que fue muy ventosa, fue horrible y les cansó muchísimo. No dijo nada sobre los cristales tintados del bus, claro. Nos dijo esto: «Prefiero subir tres veces al Tourmalet que una etapa como la de ayer». Sí que tuvo que estar la cosa complicada, sí. Nos fuimos y le deseamos suerte.
Terminamos al lado de la carretera viendo salir a los ciclistas hacia la posición de salida. Los más famosos como Freire, Contador y Armstrong pasaron rapidísimo a los que casi no les pude fotografiar. Armstrong, más conocido en España como Brazofuerte, es todo un crack: sube a la Luna, gana el Tour siete veces y tocaba la trompeta cuando se pintaba de negro. Casi nada. Al maillot amarillo, Fabian Cancellara, sí le pude hacer una foto. Uno de los ciclistas tuvo un detalle bonito con un chaval que pasaba por allí. El ciclista se quitó la gorra para ponerse el casco y se la dio a un niño al que seguidamente fueron las cámaras a preguntarle. Yo no lo escuché, pero creí leerle de los labios algo así: «Puee no sé quién cojone era, pero la gorra esta me viene mu bien pal sol, mu majo el chico» O quizá no lo dijo, nunca lo sabremos.
Seguidamente salieron los ciclistas, hicieron fiú y ya no les vimos el pelo. Antes de volver a nuestras casas, mientras hacíamos de vuelta la ruta del Xacobeo hasta el parking, nos encontramos a una mujer algo desorientada que nos preguntó: «¿Qué hay una manifestación?» Mi amigo le contestó que sí, no era plan de quitarle la ilusión. Entonces la mujer nos preguntó de qué era la manifestación y dijimos: «De ciclistas». Llevaban pancartas a favor del uso de los carriles bici en ciudad y contra la contaminación. Y se quedó tan tranquila.
Luego nos volvimos para nuestro pueblo por el cual también pasaban, y al estar todo cortado hicimos el rally Tordera-Blanes, derecharrras ojo se cierra, cuidado plantas, coche de cara, rasss, rayada en el coche, rasss, cierra la ventana ojo que entra planta, sassaarrr. Una odisea. Eso sí, gracias a los caminos de tierra que pasan por debajo de la nacional pudimos entrar en el pueblo. Vean:
Para terminar, un chiste sobre la situación del equipo Astana en el Tour con el que bromeábamos Alberto y yo. Pobre Contador, ¿será el líder?:
I tot això gràcies a un bon feix de bitllets…publicitat gratuïta de Girona? Potser sí…tot i que els de TV3 encara no se'n deuen haver adonat que abans que el Tour arribés a BCN havia passat per Girona…estaria bé que no centralitzessin tant la informació, que la tele la veiem tots/es!
Felicitats pel blog!
Hola, et contesto en castellà per si d'altres llegeixen aquest comentari :)
La verdad es que es curioso como desde la Generalitat se quejan del centralismo de Madrid y aquí en Cataluña ellos fomentan el centralismo barcelonense a tope. Las otras provincias casi no existimos, es todo Barcelona. En TVE igual, se tiraron un rato conectando con chorradas y cuando ya había pasado Blanes (el último pueblo de Gerona) entonces ya conectaron (por Calella). No mostraron nada de la salida de Gerona, o casi nada. Yo en la salida no vi cámaras de TVE por ningún lado, sólo había de las televisiones francesas. Es una vergüenza lo que hacen. Saludos y ¡¡moltes gràcies!! ^^