Mentir a los niños


¡¡¿¿Que los Reyes son los queeeeee???!!

Cuando uno supera la niñez llega a una demoledora conclusión: hemos sido víctimas de enormes mentiras, a cada cual peor. Constantemente los mayores mentimos a los críos. Con cualquier excusa. La gente puede pensar que los niños son cada día menos inocentes, pero siguen siéndolo. Les puedes contar cualquier trola que acaba colando como seas mínimamente creíble. ¿Por qué se les miente tanto a los niños? Pues porque es fácil, muaaajojojojoo. Sí, reconozcámoslo con risa maquiavélica. Nos gusta regodearnos en la inocencia de la chavalería y ver como terminan dándose cuenta de la bola que les hemos encalomado. Es como estar continuamente en un 28 de diciembre. Divertidísimo


A todos nos la han colado de pequeños. Hemos tragado con todo tipo de mentiras que han ido desde conspiraciones mundiales, es decir, mentiras comúnmente utilizadas por los padres de medio mundo; hasta mentirijillas ocasionales para que dejemos de llorar y hagamos lo que nuestros padres dicen. Por ejemplo: «Deja de jugar a la consola que te van a salir antenas». ¡Que te van a salir antenas! Pues algún crío se lo ha creído y ha soltado el mando. «No voy a ser yo el que lo compruebe, bastante tengo con que me llamen cuatroojos para que ahora me llamen, ¡cuatroojosdosantenas!» La escuela es un lugar tan duro.


Pero los padres dicen esas mentiras sin inmutarse. Y como cuela, pues practican la mentira a mansalva. Como engañarte metiendo ingredientes que no te gustan en la comida a escondidas. «Mamá, ¿esto no llevará alcachofa, verdad? Sabes que no me gusta.» «No hijo, esto lleva… Eemmm… Pues… ¡Chofaalca! Un ingrediente nuevo que ha inventado Arguiñano, ya verás que rica está la sopa de Chofaalca, mmmm» Y a comer se ha dicho. ¡No hay niño tiquis miquis que no acabe zampándose la sopa y no caiga en el engaño! Es que claro, ¿cómo quieren que a un niño le guste la alcachofa? No hay una verdura con peor nombre comercial que este. ¡Alcachofa! ¡Alcachofa! Parece un insulto. «Eres un alcachofo de mierda». Es lo suyo.


También nos engañaban en los viajes. Podías estar en casa tan tranquilo intentando conseguir tus protuberancias marcianas para ahorrar dinero en Carnaval y pumba, de repente aparecen tus padres arreglados: «Venga niño, ponte las bambas y péinate un poco, que nos vamos» Y tú: «¿Dónde vamos?» Y ellos: «Estooo, al parque, a los columpios, así te tiras del tobogán oxidado y aprendes a valorar el riesgo» ¿Qué mejor opción había? Pero no, no ibais a ningún parque, te llevaban a casa de una tía lejana que te importaba una mierda y en la que solo se dedicaban a hablar de cosas de mayores, es decir, enfermedades y cotilleos. Y tú en el sofá, de morros. «Niño, no pongas esa cara, a ver qué va a pensar tu tía de la educación que te damos» «¡Pues la educación del engaño! ¡Esa es!»


Es curioso como en una sociedad tan católica como la nuestra en la que uno de los mandamientos es «no mentirás», está basada en tanta trola, sobre todo con los pobres niños. Sin duda las peores son las que están arraigadas en todas las familias de la misma manera. Por ejemplo, el Ratoncito Pérez. Resulta que cuando se te caen los dientes, tienes que dejarlos debajo de la almohada. Viene el Ratoncito Pérez, coge el diente, te deja un dinerillo y se pira. Y te lo has de creer. Que piensas, ¿qué leches hará un ratón con tanto diente? ¿Se hace un collar? ¿Los revende a los dentistas? ¿Hay un mercado clandestino de dientes? Vete a saber. Lo que sí sé es que a pesar de la posible repugnancia que pueda tenerle un niño a un ratón, el simple hecho de que éste trajese dinero hacía que nos diese absolutamente lo mismo que un roedor merodease por nuestra almohada llevándose nuestros dientes a su guarida.


Por no hablar de Papá Noel y los Reyes Magos. Más mentiras acumuladas en las conciencias de nuestros padres. Un hombre gordo barbudo que viene en trineo, se mete por las chimeneas y deja regalos; o tres reyes que vienen de oriente en camellos y se zampan los polvorones que dejamos en la mesa del comedor. ¿¡Quién da más!? Pues en las comunidades autónomas, donde está el tió en Cataluña. Un tronco al que hay que darle de comer y que luego caga regalos mientras le das golpes. ¡A ver quién se cree eso! ¡A ver quién es capaz de cagar algo mientras varias personas te presionan a base de darte golpetazos en la cabeza! Con esa presión no hay quien pueda.


Pues todo eso nos tragamos cuando somos críos, hasta que un día vienen nuestros padres y nos dicen la verdad: «Hijo, tenemos que contarte una cosa, ahora que ya has cumplido los 18 podemos decírtelo» Bueno, lo cuentan antes en realidad, era una dramatización. «Hijo, el Ratoncito Pérez somos nosotros» Y tú: «Noooooooo, ¡mis padres son ratones!» «No hijo, no es eso, pero espera que Papá Noel también somos nosotros» Y tú: «¿Y los Reyes también?» Y ellos: «Sí, también los Reyes». Y tú: «¿Y no tenéis una crisis de identidad?» Debe de ser complicado mantener tantas mentiras a la vez. ¿No sería más sencillo no mentir tanto a los críos?

14 Respuestas

  1. TEMPLARIO dice:

    «Es como estar continuamente en un 28 de diciembre. Divertidísimo»…

    Jaja, pues creo que no puedo esperar a que mi sobrina crezca lo suficiente para poder mentirle.

    Por cierto, creo que falto la mítica mentira de la ‘cigüeña’… Hasta pronto.

  2. Lamia dice:

    UUUUUUUUUUU
    SIP!
    Lo de la cigueña la parte!

    En verdad no se porq es necesario seguir coon esas mentiras de Santa y todo.
    Entiendo que las otras siguen existiendo porq como ya dijiste es divertido.

  3. morri dice:

    TEMPLARIO, Lamia: La mentira de la cigüeña es muy típica, pero también muy muy antigua. Es una mentira que está completamente desfasada, creo que ya ningún padre la usa. O algún reducto muy raro. De todas formas, si os interesa, en este post hablé del tema de la cigüeña y esas cosas aquí: [¿Por qué los niños vienen de París?]

  4. Sarinha dice:

    Me sentí tan defraudada y tan mal por haber sido engañada por mis propios padres cuando me enteré de todo el tinglao (a los 6 años) que tengo clarísimo que cuando tenga hijos no les voy a contar ninguna historia de estas. Como un cuento más, pues vale, pero sabiendo que son eso, cuentos. Un besito, buena entrada, como siempre!!

  5. Nissae dice:

    Mi padre era un cabrón, cuando me cortaba un dedo se ponía.. cuidadoo!!! que se’t en ix l’animeta per el foraet!
    (pa’ los castellano hablantes, que se te sale el alma por el agujerito!)
    menos mal que nunca me corté sin una tirita cerca, si no me da algo..

  6. morri dice:

    Sarinha: Muchas gracias. Yo seguramente también seré de los que les cuenten pocas trolas de estas.

    Nissae: Mi padre hacía ver que me cogía la nariz y se la quedaba en la mano XD Esas diversiones curiosas.

  7. Mónica Pérez dice:

    Hola,

    perdón por poner esto aquí, puede borrarlo una vez leído.

    Solo quería que supiera de la existencia del directorio de blogs directorio-de-blogs.net, donde usted puede dar a conocer su blog totalmente gratis.

    Saludos,
    Mónica

  8. Lily E. dice:

    morri, que he pensado que ibas a repetir el post de los videojuegos por la foto XDDD me ha recordado el «que pruebe a hacer que??? quiero jugá yaaaaaa!! o-o»

    la mentira mas grande de la cual aun me siento estafada… «si te metes los dedos en la nariz, llegaras al otro lado y te sacaras el ojo» ¬¬ Y yo me he privado de semejante placer de mocosa…

  9. morri dice:

    ¡Ostras Lily E.! Tienes mejor memoria que yo. No me acordaba que había puesto esta foto ya xDD Es de mayo del año pasado ese post. Qué memoria la mía. Lo mejor es que es distinta y todo, que la he vuelto a subir con otra bajada XDD Ay señor.

    Lo de la nariz no recuerdo que me lo hayan dicho. Decían lo del petroleo y tal. Que si fuera verdad que se encuentra petroleo, Bush nos estaría metiendo los dedos en la nariz a todos.

  10. Alex dice:

    Me ha gustado mucho este post. Un saludo.

  11. morri dice:

    Muchas gracias Alex

  12. Juanita dice:

    efectivamente, la mentira de la cigueña era eso, una mentira, pero una mentira bonita, acaso es mejor decirles ahora a las niñas de 16 años que aborten que así serán felices?.
    Pues mira, me quedo con aquellas mentiras. !Pero qué listos sois ahora! , pero mucho menos felices…

  13. Anonymous dice:

    todo eso me causo un trauma emocional en mi niñez muy grave con eso de la cigueña…
    …pues si mama dice que me trajo una cigueña …¿quien se tiro a la cigueña?¿acaso papa se la tiro?papa es un tiracigueñas noooo…
    soy el hijo de una cigueña!!!
    ejemplos de tipicas preguntas que horrorizaron mi niñez y cuando al fin comienzo a superar lo de la cigueña viene ese curso de la escuela(tienes razon la escuela es dura) «Educación sexual»

    y esa es la historia de mi traumatizante niñez!!!

  1. 07/01/2012

    […] listos. O cuanto menos, más espabilados. Los padres intentan hacer creer a sus hijos toda clase de mentiras sobre la vida, pero los niños se empeñan en conocer la verdad. Los Reyes Magos es una de ellas y es alucinante […]

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