Cosas a hacer ante la subida de precios

La palabra inflación, cuando aparece en boca de periodistas y viandantes, sugiere mal rollo. El simple hecho de mencionarla a menudo nos crea desasosiego, malestar y no pocos dolores de estómago. Porque cuando no se escribe esa palabra es porque la cosa va bien. Desde la entrada del euro subir los precios cada dos por tres, no sólo a principios de año, se ha convertido en un deporte nacional. Así, cada día, es más complicado comprar cualquier cosa sin sentirte estafado; o lo que es peor, ir a un bar a tomar algo se ha convertido en un artículo de lujo.


Sí, ahora los pijos en vez de lanzarse a conquistar el último bar chic de la ciudad se meten en cualquier Bar Pepe de tapas y platos combinados por la exclusividad de esos lugares. «O sea, ¿aquí donde se escupe, saes? Oish, qué logrado está esto tía, si hasta tienen viejo con palillo de dientes y todo, qué atrezzo más chachi». Por lo tanto, uno cuando va a un bar a pedirse cualquier chorradita y luego le dan a uno el tiquet con el precio debe de estar preparado para dar respuestas adecuadas y ocurrentes que hagan el momento de ser estafados un momento para el humor y el chascarrillo. Nunca hay que perder la sonrisa aunque nos enculen con una maza repleta de pinchos, y por eso os ofrezco respuestas posibles cuando os digan que una mísera lata de Coca-cola cuesta tres euros:



El bar más caro del mundo
Esto es una dramatización, aquí tenéis que imaginar que hay una música de fondo al estilo Psicosis: «Hola, querría una Coca-cola, por favor». Y aquí música de tensión… Ojos desorbitados del camarero, incluso ensangrentados, disfrutando del momento. Tú esperas el momento diciendo para tus adentros: «Estamos en el año 94, es el 94, es el 94» Pero no es así, el camarero contesta: «Sí, aquí tienes, son 3 euros». Dolor. La sensación es dolor. Pero nunca se ha de perder la sonrisa, contesta una de estas:


– «Emm, jeje, ¿dónde está la cámara oculta?»
– (Quítate el jersey y enséñale el tatuaje de la espalda que tiene una diana y pone:) «Su puñal aquí»
– Ves al supermercado más cercano, compra una Coca-cola y enséñale el tiquet. Si no se le cae la cara de vergüenza, vacía el contenido de la Coca-cola en su cabeza con suavidad.
– «¿Por este precio me puedes bailar una Jota vestido de flamenca?»
– «Me han hecho mamadas por menos»
– «¿Puedes poner la cabeza? Quiero experimentar si es verdad lo que dicen de que con la Coca-cola se deshace la carne«
– «Te la pago si tienes cambio de 500 euros, es que no tengo más suelto»
– «Con una media en la cabeza intimidarías menos»
– «Eso no me lo dices en la calle»
– «¿Me lo dices a mí o a ese que se ha pedido tres tapas de calamares a la romana?» No, ese ya ha pagado 30 euros y se ha ido llorando a casa.


Así está la cosa, que después de tomarte cualquier cosita en cualquier bar o cafetería de este país, la sensación de atraco no te la quita nadie. Así pues, ¿por qué no probar una de estas respuestas?


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