La TDT de pago y la TDT en general

Ayer el Gobierno, con premeditación y agostosía, anunció que permitía la TDT de pago. ¡Menuda sorpresa! Pensé. Yo creía que ya era de pago, entre los teletimos y el tarot (tema que me tiene fascinado y al que dedicaré un post en breve); y la compra del aparato de marras para poder ver la nueva televisión ya pensaba que estábamos pagando. Pero parece ser que no lo suficiente. Que no se diga que nuestro presidente Zapatero no hace nada contra la crisis: está fomentando el consumo. Sí, con sumo gusto les mandaría a tomar por saco porque la TDT de pago la va a pagar su tía la Frasquita. Que debe estar forrada, porque esta frase se oyó en toda España durante la tarde de ayer.
Pero hablemos de la TDT en sí, por ahora. No vayamos a la de pago aún, que hay mucha tela que cortar, como dijo Camps un día a su sastre. La TDT desde sus inicios de preparación para implantarse, durante la segunda legislatura del Gobierno de Aznar (ese hombretón) sirvió para enchufar a los amiguitos del PP. Aparecieron licencias para VeoTV (perteneciente a El Mundo) e Intereconomía (perteneciente a El Mundo Antiguo y las Cavernas). Cuando cogió el testigo el Gobierno de Zapatero aparecieron licencias para los amiguitos del PSOE. Licencia analógica y digital para Cuatro y La Sexta. Nuestros gobiernos son así: muy amistosos. Las cuatro licencias tienen muchas cosas en común, unos son peperos o pesoeros con suavidad (Veo y Cuatro) y otros lo son a tope (Intereconomía y La Sexta).

Así está la televisión en España. Todo neutralidad, objetividad, profesionalidad y servicio al espectador. Luego tenemos unos cuantos canales de noticias las 24 horas. Son las mismas noticias con ligeros retoques en un bucle infinito. Si los dejas un rato puesto te aprendes todas las noticias de memoria, hasta los breves que aparecen por debajo de la pantalla. Un amigo está enganchado al 24 horas de TVE y cuando lo vemos le damos al play y nos pone al día en un momento. Hace hasta la sintonía, un portento.

Y luego está toda la mierda, más aún de la que había. Por ejemplo, canales de teletienda, que en las listas de canales aciertan a llamar servicios. Supongo que lo dicen porque al verlos te entran unas ganas irremediables de ir al servicio a soltar la primera papilla. Luego hay canales de dibujos animados para que los niños se queden enganchados durante horas y horas mirando la tele para que no molesten a sus padres y para que tampoco se molesten en pensar en algo. Ya se sabe que pensar cansa. Que se lo digan a Belén Esteban (esta mujer es un comodín a la hora de hacer chistes sobre pensar, tontos y demás, ya sabéis). Y también tenemos a Teledeporte más conocido como Teletenis.

¿Y cuánto vale un aparato TDT con descodificador? Nada, una minucia. De 60 a 70 euros. Así que no sólo hay que pagar por un canal para ver el fútbol, ¡sino que encima hay que pagar por un descodificador nuevo! ¿Os acordáis de tía Frasquita? Pues hasta ella dice que se lo pueden meter por el culo. Así que como podéis ver la TDT es un gran avance para nuestra sociedad, para nuestra sociedad anónima Mediapro y los fabricantes de aparatos de TDT y televisores con ranuritas. ¡Viva y bravo por nuestros dirigentes! ¿O podría decir mejor nuestros dirigidos?
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[…] capacidad de hablar y pedir cosas. Principalmente la culpa de esto la tienen los canales como Clan de la TDT que emiten dibujos animados las veinticuatro horas del día y tienen a los niños con los ojos como […]