Las audiencias televisivas

La audiencia, ese gran desconocido. Por ella nos quitan programas buenos, se mantienen bazofias en antena y los directivos de las cadenas son colgados de los pellejos. Y no digamos los presentadores. Pasar del éxito total al olvido más absoluto depende de esos numeritos que aparecen diariamente gracias a esa empresa llamada Sofres. Éstos se dedican a calcular la audiencia y de ellos depende todo. Y te preguntarás, si vives en Marte probablemente, ¿cómo lo hacen? ¡Si a mí no me han preguntado! Pues para eso está este post, para resolver todas las dudas, o crearte de nuevas.


Antes que nada hay que resolver la primera duda importante. ¿Por qué se llama audiencia a todos los espectadores de un programa? ¿No sería mejor…? Umm, no sé. ¿Televidencia? Audiencia viene de audio. Sí, la tele se oye; ¿pero no se acerca más televidencia? Pues podría ser, pero resulta que la palabra se la apropiaron los futurólogos y videntes de postín y los programadores televisivos llegaron tarde. Para algo son futurólogos, ya sabían lo que intentarían los directivos. Ellos mismos llaman a las tantas de la noche: «Señoritaa videnteee, con dos dientee, dígame usté ¿seré líder de audiencia?» «Señor de la 2, deje de llamar a estas horas, lo suyo es un caso perdido«. Sí, porque la 2 aunque hiciera la Eurocopa la gente no se enteraría, yo creo que tiene todo el mundo el botón del 2 estropeado del mando.


Pero pasemos al meollo, o meastú (chiste lapidable de la tarde), de la cuestión. El cómo se miden las audiencias: los medidores de audiencia. Los medidores de audiencia no son hombres que van por las casas preguntando: «¿Señora, que está usted viendo ahora?» «Pue mire hijo, yo ahora taba viendo Está Pasando y depué viene el programa ese del Abracadabra, ese del shico ese tan majo que está toldia en la tele, el Cristiano Ronaldo ese que salía en el Tropiece quien tropiece» Sí, el Cristian Gálvez, al que se refiere la señora, acampa en Telecinco o algo. Es una cadena que tiene dos presentadores: Cristian Gálvez y Jesús Vázquez. Y se van turnando. Pues bien, esa señora que tiene el dedo enganchado al número cinco del mando, como la mitad del país; no está usando el medidor de audiencias correctamente. Si viene alguien a preguntaros eso a vuestra casa no es de fiar. Es más, puede que ya no veáis más la tele… Se la llevará junto a todo lo que pille. La audiencia se mide con unos aparatejos llamados audímetros.


Los audímetros son esos entes inanimados que corre la leyenda de que alguien lo tiene. Son como los billetes de 500 euros, la gente dice que existen, pero nadie los ha visto. Resulta que son unos aparatejos que han sido entregados a unos cuantos elegidos de la geografía española para que marquen lo que están viendo. Se supone que están estudiados estadísticamente para que estén representados todos los españoles. Uno de los audímetros puede representar aproximadamente a 20000 personas. Es decir, lo que ve la mitad de mi pueblo lo decide un solo tío. «Pue hoy voy a poner que somos ocho personas viendo el concurso de sopa de letras de la Sexta de madrugada» ¿Cómo puede ser que esas mierdas se reproduzcan en todas las cadenas? Con lo bonito que era ver la teletienda a esas horas…


Hablando de horas. Cuando es de madrugada hacen los programas que les llaman para público alternativo, series raras, nosolosmusicas varios y este tipo de cosas distintas a lo normal. Pero yo me pregunto: ¿la gente con gustos alternativos no duerme? Es decir, ¿no hay gente que madrugue, tenga su trabajo, lleve incluso corbata por la mañana y tenga gustos distintos? ¿Por qué les obligan a trasnochar? Descubrirán siempre a un alternativo en el metro gracias a sus ojeras.


Pero volvamos a la cuestión audimetrística. Las audiencias, o televidencias, no solo se basan en el número concreto de personas que estaban viendo un programa en especial, sino que se basan en un palabro ampliamente conocido llamado share. Es como una palabra mágica, la dices y se quedan los directivos ensimismados: el «Sheeeeerrr». Que parece que estés llamando a la cantante mega operada. «Sheeerrr, ¡ven acá pacá!» Y ella viene cantando: «Duyuu beliiiff nuguooo…» Que por cierto, ¿ande andará esta mujer? Está desaparecida. Pues bien, el share sirve para que se sepa el porcentaje de personas de las que están delante de la tele, están viendo un programa en concreto.


Esto es lo que más utilizan los directivos para saber si sus programas son los más vistos o no. Es a lo que más le dan importancia, llegado hasta el punto de que están absolutamente obsesionados con ello. Si vais, queridos lectores, a una junta de accionistas de directivos podréis verlos con túnicas gritar: «Shaareeeee krisshnaaaaa, shareee aaaree» cual secta cualquiera. Están como locos. Y ahora también está de moda, sobre todo con los partidos de fútbol, el llamado «minuto de oro» o el minuto más visto de la jornada. Da la casualidad que el minuto de oro es el del gol importante o el último penalty. ¿Cómo lo saben? Yo me imagino en casa al tío que tiene el audímetro, viendo una película cualquiera y le dice a su mujer: «Cariño, tengo un pálpito, voy a poner Cuatro que ahora fijo que marcan gol» Y así todos. Justo marcan gol y el minuto más visto es ese.


La única explicación que le encuentro es que los que tienen audímetros son futurólogos. Sí, se cierra el círculo. Ellos saben cuando van a marcar gol, cuando van a dar 12 puntos a España en Eurovisión e incluso cuando se muere un personaje importante en una serie famosa. Lo saben todo. Por eso, debe de ser, que los que tienen los audímetros son los mejores tele-videntes. Share khrishna hermanos.