La factura de la luz
Dice la física teórica algo así como que no hay nada que pueda ir más rápido que la velocidad de la luz. También dice la Teoría de las Puertas Giratorias que no hay nada que suba más rápido que la factura de la luz cuando un ministro nuevo tiene ganas de un puesto en algún consejo de accionistas. Es casi irrefutable.
Así pues nos encontramos con que los cardiólogos desaconsejan seriamente a sus pacientes a que abran el buzón cada dos meses. ¡La de impulsos eléctricos chungos que provocan las facturas! Yo el otro día abrí la factura de los dos últimos meses, estaba con hipo y no solo me quitó el hipo. También las ganas de vivir. Me tiré de rodillas ante el buzón de correos y grité alzando los brazos al cielo: «Juro por Dios, ¡que nunca más volveré a encender la bomba de calor!» Y el invierno que viene me contratarán como estalactita de atrezzo para las escenas más allá del Muro en Juego de Tronos.
Hemos aprendido a convivir con esto, desgraciadamente. Vemos conceptos en la factura que hasta hace nada nos hubieran sonado a chino. Potencia contratada, consumo por horas, tarifa de peaje, impuesto de la electricidad, derecho de pernada… Hay de todo. Y a todo eso se le aplica el IVA. ¡Impuesto sobre el impuesto! ¡Del 21% oiga! ¡No vaya a ser que piensen que la luz es un derecho básico! El mismo IVA que el de un yate, si me permiten la demagogia.
Así que sin más remedio salen alternativas a las grandes eléctricas para que los ciudadanos de a pie puedan encender la vitrocerámica sin tener que resignarse a cocinar un mísero y triste macarrón. «Hoy macarrón a la boloñesa, solo uno, en plan menú degustación». Por ejemplo, están saliendo comercializadoras con descuentos super agresivos como Mipodo; u otras alternativas en plan cooperativa de usuarios que empiezan a proliferar. Será por opciones.
No deberíamos conformarnos con pagar las barbaridades que pagamos y tenemos varias posibilidades, cambiar de compañía es una; como también lo es hacer cosas que la Ley Mordaza me haría arrepentirme de decir con el Ministro de Industria. Ya os lo dejo a vuestra imaginación, que imaginar no es delito. Al menos por ahora. Ay, la factura de la luz, nos saca el monstruo que llevamos dentro…