Volar en bajo coste

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Dramatización

Imaginad por un momento que sois un cerdo. El animal, no metafóricamente. Que sois un enorme y fantástico cerdo que vive en su granja feliz, chapoteando en un charco de barro. Un día decides que quieres viajar y ver mundo más allá de tu granja, pero claro, no tienes un duro en el bolsillo porque oh, sorpresa, no llevas pantalones. Pero has visto una oferta en Internet. Un camión con muchas plazas en el que puedes viajar gratis, eso sí, hacinadito con cientos de compatriotas tuyos. Ahora abstraerlo hacia lo humano y sabréis la sensación de viajar en un avión low cost.

Viajar en un avión de bajo coste es como si voluntariamente el cerdo hubiera decidido viajar en ese camión apretado, casi sin aire y con cierta sensación de tortura en movimiento. ¿Que exagero? Qué va, eso lo diréis si sois personas pequeñitas que ocupáis poco en los asientos. Si midierais más de metro-ochenta ya me gustaría a mí veros. Cachete con cachete, pechito con pechito, con el de al lado, que encima se espatarra y el de delante reclina el asiento; donde caben dos caben tres, y deje sentarse a esa señora encima suyo, no sea egoista. Diría que los pobres cerditos tienen más espacio vital.

El futuro

El futuro

Pues aún hay empresas de aviación que pretenden abaratar más los vuelos. ¿Y qué significa eso amigos? «¡Que podremos viajar a cualquier lado con un bonobús!» sí, pero… «¿Pero qué?». Peeeero… «¡No le vemos problema!» Eso es lo que creen los dueños de estas compañías que aseguran que es lo que la gente quiere, ¡y si hace falta que vuelen de pie! Pongamos una barra en el avión como la del bus y los que no quepan en los asientos que vayan bien agarraditos y en vez de cinturón una cuerda con mosquetón y listos. Y por si acaso que les pongan paracaidas por si hay que soltar lastre.

Sí, porque estas compañías son baratas si aceptas sus condiciones. Cuando tú ves la oferta en internet dices vaya: «Roma por 10 euros, qué barato» Y luego cuando lo contratas tienes mil maneras de hacer click en algo que te costará más caro: «Si quieres seguro, 30 euros más; si has de facturar, 40 euros más; si quieres alquilar coche, 200 euros más; si quieres asiento, 30 euros más; si quieres que el asiento no tenga pinchos de fakir, 40 euros más…» Y así sucesivamente. Es como si te venden unos pantalones en oferta por 10 céntimos y cuando vas a comprarlos te dicen que solo viene un bolsillo y por 20 euros más te dan dos perneras.

Son sus condiciones, si quieres las aceptas y sino te aguantas. O te vas a pata. Sólo les falta poner en sus términos de uso que la compañía se reserva el derecho a lanzarlo en paracaidas en cualquier lugar del mundo. Ya sería el colmo de los vuelos baratos, el avión solo aterriza para repostar; pero a los viajeros los lanzan en paracaidas en zonas habilitadas… O no. Igual caes en un bosque. Búscate la vida. El IKEA extremo de los vuelos en avión. Con el viaje una navaja suiza de regalo. Ay, no. Que si la quieres tienes que poner 10 euros más. Y para poder viajar en el avión tienes que cogerlo, tachán, ¡al vuelo! Así que tendrían lanzaderas de cañones de esos de circo para lanzar a las personas directos al avión. Viajar nunca había sido tan divertido.

Y fresquito que vas

Y fresquito que vas

Pero el tema ya no es ni siquiera que el vuelo sea barato, o que vayas como ganado apretado, o de pie, o que incluso lleves toda la ropa puesta encima por no facturar la puñetera maleta – que hay gente que lo hace y luego les dan colapsos por calor y esas cosas – sino que además las propias azafatas hacen que un puto vuelo de una hora y media sea una tortura constante. ¿Alguien ha conseguido hacer una siesta en un vuelo de RyanAir?

– Voy a echar una cabezadita. – se te cae ligeramente la cabeza, los párpados se cierran agotados y…
– ¡LOTERÍA! ¡LOTERÍA! ¡JUEGUE, SEÑORA! ¡sIEMPRE TOCA! ¡UNA MUÑECA CHOCHONA!
– Me cagon la puta a ver si acaba – por fin acaba la lotería y tus ojos vuelven a intentarlo.
– ¡COLONIAS! ¿QUIÉN QUIERE COLONIAS? ¡SON DUTY FREE, OJO! ¡NADA DE IMPUESTOS! ¡ME LA QUITAN DE LAH MANOH!
– Otra vez, despierto. ¿Qué será lo próximo?
– ¡BRAGAS! ¡BRAGAS BARATITAS! ¡MIRA PAYO, SON DOH LEUROH! ¡ESTIRA, ESTIRA, SON GÜENAS!

Y te lo comes igual, da igual que pidas asientos premium; dormir no duermes a no ser que te pongas unos tapones que en caso de evacuación pues no es muy recomendable. Al final no te queda más remedio que secuestrar el avión y mandar a todos a callar, para seguidamente echarte una cabezadita tranquilo en el regazo del piloto. Creo que es el comienzo de una bonita amistad.

1 respuesta

  1. 20/01/2017

    […] Dos amigas, de Birmingham y Newcastle respectivamente, les apetecía quedar para tomar algo y recordar sus viejos tiempos universitarios. Viven a 72 kilómetros – aunque algunos diarios ponen 300, según Google son 72 a mí no me liéis – así que no parecía descabellado el hecho de coger un tren y tomar unas cañas en alguna de las dos ciudades. El problema vino cuando miraron los precios y el fantástico sistema británico de ferrocarril les pedía más de 100 libras, un riñón, la sangre de un avestruz beodo y un cuerno de rinoceronte. Después de darle muchas vueltas y sopesar la peregrinación, se toparon con una oferta suculenta en una famosa compañía de vuelos baratos. […]

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