Apuntarse al gimnasio y luego no ir

La conciencia de Ronald McDonald lo intentó
Hay épocas del año que son muy propicias para que la gente se apunte a un gimnasio. Suelen ser a principios de algo: de curso, de año o del calor. Es decir, son épocas en las que la gente mira hacia abajo mientras se está duchando. «Ahí va, qué gorda… La barriga» Los dueños de los gimnasios lo saben bien y por esa razón durante esos meses las matrículas son gratis. La matrícula de un gimnasio es el precio a pagar si eres poco avispado. Casi siempre la regalan para animarte a entrar. Así pues, se unen ambos conceptos: lorzas acuciantes, presión social y gancho del gimnasio. Te apuntas y ya está todo hecho.
¿Todo hecho? Por supuesto. Ya que pagas estás obligado a ir. O eso repite continuamente tu cerebro. «Hasss pagaaddoooo, tienes que iiirrr». La conciencia hace acto de presencia y se apodera de tu cuerpo, que contra todo pronóstico responde y apareces por allí, dispuesto a darlo todo cada día. Porque los objetivos o son a lo grande o no lo son. «Iré todos los días, sin falta». La motivación está por las nubes, el gimnasio será tuyo. Te lanzas a la cinta, la bici, las pesas, la natación y las clases de spinning. Entonces descubres algo que no recordabas que existiera porque no movías un músculo desde que estrenaron Ben-Hur: las agujetas
La báscula con mala leche
Al día siguiente ya no puedes ir porque te duelen mucho las agujetas. Dos semanas después aún notas ligeros pinchazos y te dices a ti mismo: «No es bueno forzar, ya iré mañana». Lo bueno de decir «ya iré mañana» es que mañana puede ser cualquier día. Al día siguiente mañana es el otro y al otro el otro y ¿por qué leches estoy pagando si no voy? Han pasado tres meses y no has vuelto a pisar el gimnasio. Tienes 150 euros menos y las lorzas siguen ahí. La prometida tableta de chocolate sigue siendo Paladín a la taza. Cualquier persona en su sano juicio se habría borrado ya del Agujeta’s Club y habría dedicado ese dinero a otros deportes como el alzamiento de jarra en barra más apropiados para sus hábitos. Pero no, para alegría del dueño del gimnasio, esa persona sigue pagando
Entonces empiezan las excusas para no ir. «No tengo tiempo», «Está lloviendo», «Hace frío», «Huele mucho a sudor», «Me da cosa que me vean la churra en las duchas», «He perdido el carnet», y la que nadie se creería nunca: «Ya fui ayer». Porque estas personas, cuando se apuntan al gimnasio lo cuentan a sus amigos, incluso a conocidos que pasan por ahí: 
«Ei, hola, ¡cuánto tiempo! ¿Cómo va la vida? Pues mira, yo bien, ahora estoy apuntado a un gimnasio»
«Qué casualidad, ¡yo también! ¿Cuándo vas?»
«Ah, ¿pero hay que ir?» 
Como si el hecho de apuntarse al gimnasio te convirtiera en modelo de lencería en cuestión de segundos. También sirve para detectar gente falsa. A una amiga mía le pasó.
«¿Sabes qué? ¡Me he apuntado a un gimnasio!»
«Oh tía, justo te lo iba a decir, te veo muy bien, estás guapísima ¡ya se te nota!»
«Hoy es mi primer día»
Se tomó su primer día muy
en serio
Los gimnasios permiten pagar por día, para solo gastarte dinero el día que quieres hacer ejercicio. Pero si fueras a menudo y pagaras así no te saldría a cuenta porque un día es muy caro. De esta manera, la persona con mala conciencia pagará todo el mes porque se ahorrará pasta a la larga; cuando en realidad se dejará un dineral porque no va. Llega un punto en el que sólo se acuerdan de que están apuntados en el gimnasio a final de mes, cuando miran su cuenta corriente y se encuentran con un pago inesperado. «¿Y esto? Ostras el gimnasio, bueno, este mes fijo que voy» Y no van. Ya les da pereza ir hasta para borrarse.
Sinceramente, sabiendo esto, creo que la mejor forma de hacer pasta con un gimnasio es montar uno que no tenga nada. Yo estoy por crearlo. Lo llamaré Gym Tonic. La cuota mensual será algo más económica que los otros gimnasios, unos 20 euros mensuales. Te daremos un carnet con tu foto y podrás decir a todos tus amigos que estás apuntado en un gimnasio. En realidad no habrá ni máquinas, ni piscina ni nada y eso que me ahorro en luz y mantenimiento. Por no haber no habrá ni local. No tendrás que ir y tu conciencia estará intacta ya que estarás pagando el impuesto revolucionario del sedentarismo. ¡No me falles! ¡La matrícula es gratis!

14 Respuestas

  1. Rebeca dice:

    ya me anoto en el gym tonic! Jaja No, la semana que viene empiezo el gimnacio!

  2. Patri O. dice:

    otra para el gym tonic! yo cuando me he apuntado a algo si que he ido, me va peor cuando digo algo en plan "todos los findes me ire a dar una vuelta en bici", y ahí se queda la bici esperando jajaja.

    por cierto, la anécdota de tu amiga, quién era la que se había apuntado al gimnasio, ella o la otra persona?

  3. morri dice:

    Rebeca: Ánimos! Lo mejor del Gym será el bar, no le faltará de nada.

    Patri O: Sí, a veces lo de obligarse a ir porque pagas funciona. Al menos mejor que comprarse una bici estática. Cuántas hay criando polvo en casas de medio mundo… En la "anécdota" mi amiga es la que se apunta al gimnasio. Aunque es una licencia chistil :P

  4. Sara dice:

    Ves, yo soy más de pensar "debería apuntarme al gimnasio" y no ir ni siquiera a preguntar el precio.
    Y, sí, yo también me quedo con el Gym Tonic :)

  5. lopillas dice:

    jumm interesante opción, podremos apuntarnos desde el feisbus tirados en el sillón? ueee ;)
    Saludos morri!

  6. morri dice:

    Sara, lopillas: ¡Al final voy a montar el Gym Tonic! ¡Encima no me quitará tiempo! Sólo tendré que mandaros el pago y ala, a pagarme. ¡Viva! :P

  7. Lily E. dice:

    Ok. Lloré de la risa, literalmente, y te lo hago saber xD Así como con Leire Pajín y el comercial del reloj, igual.

    ¡Abre ese gimnasio, que es justo y necesario; y hasta ecológico porque no gasta energía!

  8. Minnie Mousse dice:

    ¿Hay alguien que no se haya apuntado al gimnasio y no lo haya dejado al cabo de un tiempo (preferiblemente pronto)? Yo lo acabo dejando por pereza, no por agujetas (las agujetas solo las tengo el primer día, pero lo de la pereza ya es otra cosa).

  9. morri dice:

    Lily E: Muchas gracias ^^ Yo que me alegro. ¡Lo mejor de ese gimnasio es que puedo hasta trabajar desde casa!

    Minnie Mousse: Sí. Hay gente completamente enganchada que no lo deja, o al menos no hasta que la decrepitud les alcanza. Yo iba mucho a hacer piscina y lo dejé en cuanto empecé a trabajar lejos de casa. Sin tiempo entre semana, pagar cuota para ir un día o ninguno a la semana, es tirar el dinero. Es ir al Gym Tonic.

  10. Anonymous dice:

    Yo lo que hago es apuntarme, pero en vez de ir, mando a otro por mí. ¡Y no veas lo fuerte que me estoy poniendo!

  11. jhonger dice:

    jiji

  12. jhonger dice:

    despues me apuntare jiji

  1. 09/02/2012

    […] de Atlanta 96 sacaron la TurboCao olímpica. El diseño era distinto, se batía a mano (para hacer ejercicio, se entiende) y te indicaba en el mismo bote que si bebías hasta cierto punto eras medalla de […]

  2. 04/03/2013

    […] cuestión de saber ahora que ya estamos en Marzo cuantos de los que os apuntasteis al gimnasio en Enero, con todas las buenas intenciones del mundo, seguís ahí al pie del cañón. “Ya […]

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