Los recuerdos de los pueblos (o souvenirs)


Si hay un ejercicio básico del chafardeo español es darse un paseo por la casa de alguien mirando los adornos de los muebles. Dicen mucho de los habitantes de la casa. No sólo hablan de ellos, sino también del gusto de los amigos y familiares que traen souvenirs. Si tienen el toro y la sevillana encima de la tele son poco originales. Si tienen los adornos de Navidad en pleno Julio es que son unos vagos. Y si tienen recuerdos de distintos pueblos de la geografía española es que son gente viajada. O fácilmente estafable.


Los souvenir son un elemento de la casa que no dejan indiferente. Los hay de muchos tipos, como por ejemplo los recuerdos del tipo: «Estuve en [ponga aquí el pueblo que desee] y me acordé de ti». En un principio no tienen más maldad, pero claro, dependiendo del nombre del pueblo la cosa se puede complicar. Te traen un recuerdo de O’Porriño y a ver qué cara se te pone. «Estuve en O’Porriño y me acordé de ti» «Ostiass coleeeguiii, ¿vaya fama tengo, no? Fuaa, oyee, estás como movido tío, atjó, atjó, jejeje, mooola, ¿una caladita?». No es plan.


Luego están los recuerdos que parecen que son de un pueblo o de una zona española en concreto, pero que en realidad no lo son. Por ejemplo, las famosas camisetas vacunas. Yo compré una camiseta en Galicia hace años que llevaba una vaca. La vaca salía de distintas formas, volando, haciendo surf, en una hamaca… Vamos, lo típico que hacen las vacas en Galicia, los fardos que traen desde el Atlántico y terminan perdiéndose a algún lado van a parar… La compré como curiosidad y por tener algo que pusiera «yo estuve allí». Bien. Resulta que esa misma vaca salía en camisetas de Asturias, de Cantabria y hasta si me apuras del País Vasco. Daba igual la zona del norte que estuvieras, la vaca valía para todo. Con cambiar el nombre era suficiente; y la actividad extraña que hiciese la vaca: todo menos pastar.


También es típico poner miniaturas de los monumentos típicos del lugar. El mini-acueducto de Segovia, la mini-Giralda de Sevilla, la mini-Sagrada Familia… Todo monumento existente en España, excepto los de las rotondas, tiene su versión en miniatura de souvenir. En mi casa somos aficionados a los recuerdos cuando vamos a algún sitio y cuando vienen las visitas les cobramos entrada y decimos: «Bienvenidos a España en miniatura». Y una visita cultural y una cosa que es una maravilla oigan. «A la derecha pueden encontrar la Pedrera, a su izquierda podrán ver el Escorial y las murallas de Ávila por allá al fondo, sí, justo detrás de la percha donde colgamos los abrigos». Estamos por poner un minibus en miniatura para darle más caché al invento.


Y además hay todo tipo de artilugios souvenirísticos en los que la imaginación es poder y con tal de vender algo de recuerdo se hace lo que sea. Yo que siento especial fascinación por estos objetos, compré en Andorra una pequeña bola con unos muñequitos dentro que al agitarla parecía que nevaba dentro. Sí. Esa horterada. Sí. Qué pasa. Que es muy curioso, el primer día dices: «Mira, mira» Y ya no lo agitas más en la vida, pero ahí está. Junto al reloj que no funciona con la forma de isla menorquina y el acueducto de Segovia. Mirándose entre sí. Animándo su vida inanimada. Llorando porque no los hubieran fabricado en algo más útil. Los recuerdos también tienen sentimientos.


Los souvenirs son una compra impulsiva, absurda y cara. Porque son caros. De ahí lo que decía al principio sobre las personas estafables. Es bueno no guadar los tickets de cuando compraste un souvenir, cuando se te pasa el buen recuerdo del viaje vienen los sustos. Cuando te compras un recuerdo de un pueblo sabes que te están timando, sabes que no vale para nada, sabes que en realidad es feo de cojones; pero ahí lo tienes, en la mano, suplicándote ser llevado a tu casa. Y estás tan acostumbrado a verlos adornando los muebles que ni te das cuenta que existen, ni siquiera te acuerdas por qué los compraste. Se quedan ahí, quietos, mirándote y diciéndote: «¿Qué me viste? ¿Por qué yo?» Y tú: «Calla, ¡no me estás hablando! ¡Eres un maldito souvenir! ¡Estoy loco! ¡No!» Al final, comprar tantos souvenirs no podía ser bueno para la salud. Porque, al fin y al cabo, aunque sean feos, los recuerdos jamás se tiran.

11 Respuestas

  1. TEMPLARIO dice:

    Vaya, de recuerdos yo solo tengo un llavero que dice Tampico (y curiosamente es la ciudad en la que siempre he vivido, así que no sé si entre en la categoría de «recuerdos»)…

    Por otro lado, a mi abuela siempre le regalan ranas a veces con el nombre del lugar; a pero lo que no puede faltar son los recuerdos de los santos católicos con su respectivo lugar (al menos en México), el santo niño de atoche, la virgen de San Juan de los Lagos etc etc. Llaveritos con la imagen del santo, crucifijos, relicarios, libritos con oraciones, agua bendita, + etc…

    En fin, un negociazo, yo casi no compro de eso, porque esos si que son caros.

  2. Lamia dice:

    Pues io no soy fan de los recuerdos de lugares –
    Siempre me han disgustado

    *Lo que si es con esas bolitas que dices en las que neva dentro ->
    Solo tengo una pero como una niña pequeña la agito unas 50 veces al dia

  3. Anonymous dice:

    Bueno, no soy de los recuerdos, que son una estafa ciertamente. Pero el poder de la presion social hace estragos en uno, porque uno pocas veces esta solo a la hora de comprar uno de estos recuerdos. Ves al otro que compra y te dices a ti mismo «este sujeto me esta desafiando o este sujeto quiza esta haciendo lo correcto y yo no por unos miserables pesos»
    De todas formas nunca llegan a mi casa… es un misterio eso xD

    Algun dia voy a seleccionar la opcion «nombre» en lugar de «anonimo». La costumbre… saludos Morri.

    Juan L.

  4. Lily E. dice:

    si algun dia, Juan L. pondra su nombre. Algún día *musica nostalgica*

    JAJAJAJA que risa lo de las vacas. La Vaca podia cocinar, fumar marihuana pero no señor, pastar no XDDD

    Aqui en Venezuela, hay un pueblo hermosisimo enteramente poblado por carpinteros que se llama Magdaleno. MOLA, demasiado. Los carpinteros pendejos no son y de la maderita que sobra tambien sacan plata: venden en bolsitas de lo mas rechulas las ruticas de aserrin que les quedan de lijar la madera. Ale, y eso es un souvenir. Dice «Gracias por venir a Magdaleno» y ser vistos la cara de tontos, agregaria yo.

    ah yo tambien tengo una bola de esas… la primera vez es nice, ya luego te cansas de ver la nieve caer y al final ni te acuerdas donde lo dejaste XDDD

  5. Silvia dice:

    Yo no soy de comprar recuerdos de lo sitios, para eso hago fotos que sólo me ocupan espacio en el ordenador y no en las estanterías… porque es que son recuerdos feos los que hacen… muy feos… por lo menos los españoles…

  6. morri dice:

    Templario: Uy, del merchandising católico podría hacerse un post entero aparte. Es digno de ver.

    Lamia: Si al final enganchan las bolitas esas, es un poco como reventar las bolitas del papel de embalaje.

    Juan L: ¡Estamos esperando ese día como agua de mayo! :P Lo de la compra es totalmente impulsiva, nadie que lo pensara dos veces se compraría un souvenir. Jamás.

    Lily E: Gran nombre de pueblo Magadleno. La verdad es que tengo en mente hacer una sección de Pueblos curiosos y quería empezar precisamente con O’Porriño que lo menciono en este post. Magdaleno y sus carpinteros darían para mucho también xD

    Silvia: Claro, es que los recuerdos de verdad son las fotos que se hagan y cosas así, pero los souvenirs son… Son… Totalmente prescindibles, pero se terminan comprando por inercia. Un dilema.

  7. Nissae dice:

    Yo en un viaje del cole le llevé a mi madre un limón gigante vestido de cocinero que bajo ponia Formigal.. meses después vi el mismo limón en una tienda de todo a cien de bajo de mi casa..
    en fin

  8. morri dice:

    Lo superarás Nissae, lo superarás. ¡Desáhogate! Bienvenida a souvenireros anónimos.

  9. necro dice:

    Muy bueno eso de los recuerdos pero curiosamente hay ocasiones en que si te sirven, en mi caso mi hermana estubo un tiempo estudiando en Barcelona (soy de Mexico) y cuando regreso venia cargada de esos mini-cacharros que mencionas de todos los lugares donde estubo ya que se dio un buen tour por Europa y a mi me encanto una mini-sagrada familia de Barcelona, uno del Coliseo y otro de la Catedral de San Pedro de Roma que la verdad estan geniales, por lo demas trajo hasra suecos de Holanda (o eran Holandos de Suecia)… en fin, cada lugar tiene su forma de hacer recuerdos pero los minis de España es de lo que mas me ah gustado

  10. Anonymous dice:

    Hola
    Eres un Friki prepotente y envidioso, a mi personalmente me gusta traer detalles de cada ciudad donde viajo, cada uno tiene sus "manias".
    Crees que es mala mania, la tuya la de postear pq no sabes hacer nada mas productivo, sino entretener a un colectivo estafado por los altos precios de teleco, y por no poder hacer otra cosa mas que postear.
    post.
    no te lo tomes a mal unos colecionamos detalles de los viajes y otros lo cuentan.
    ja..ja..
    chao..

  11. Anonymous dice:

    Soy el mismo que antes te ha dicho Friki, tu te ganas la vida en internet entreteniendo a la gente, le has contado alguna vez el pastizal que ganas con los enlaces de tu blog.
    Mi Abuela tiene una tienda de detalles y solo sabe vender.

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