Ir a confesarse


Estampa clásica de todo confesionario

Si hay una costumbre que antaño era mayoritaria y con el tiempo se ha pasado de moda es la de ir a confesarse. Bueno, la de ir a la iglesia también, pero hoy nos centraremos en las confesiones. Y ojo, no confundir jamás con aquel programa de Carlos Carnicero, el hombre sin cuello (Necklessman en los cómics), en el que animaba a sus invitados a dar un paso al frente o mantenerse… En el anonimato. Él hacía esas pausas. Lo de confesarse es eso que hace la gente cuando va a la iglesia y tiene ciertos cargos de conciencia que contándoselos al cura hará que se sienta mejor. Y que se salve ojo, y que se salve.


Y dirás, ¿salvarse de qué? Pues de algo, pregúntenselo al cura. El cura es ese hombre que es como la señora-radio-macuto del barrio, se entera de absolutamente todos los cotilleos; pero tiene un problema: no se los puede contar a nadie. Secreto de confesión que se llama. Es decir, tú matas a alguien y vas al cura a contárselo: «Oiga señor, que estoy mu mal de la cabeza y que me he cargao al Manué con la pata de la silla del bar» «Dominus, ¿podría hacer el favor de limpiarse la sangre antes de venir? Ahora como le cuento yo esto al comisario» Pues secreto de confesión, con cualquier otra persona se le acusaría de cómplice de asesinato, pero si eres cura no.


Pero esto no se inventó para eso. Lo inventaron los primeros voyeurs de la historia. Anda que no ha dado chistes verdes el hecho de confesarse. ¿Cuántas mujeres habrán ido a contarle su sexualidad al cura? Precisamente a él, que menos experiencia para aconsejar tiene… «Cuente, cuente, no se deje usted detalles, ¿por dónde íbamos? ¿Algo de bolas chinas?» Y allá que el cura ponía atención al relato de la mujer, así empezaron los relatos eróticos de las revistas porno. Un cura se dedicó a escribir, y se forró. Otros no eran capaces de aguantar y al poco rato salían disparados del confesionario nadando en babas. «Socoorrooo no sé nadaaarrr» «¡Pero si aún no le he contao lo del bukkake padre!» Y flooshhh. Un desastre.


Por mucho que digan, los curas no son de piedra. Sino, ¿por qué esa manía de ocultarse detrás de unas rejillas? Que ahí no se ve lo que está haciendo la otra persona mientras. «Oghh, oggh, ¿decía usted?» Y a seguir contando su relato. Lo curioso es que siempre las confesiones se acaban yendo al sexo, que es lo que más preocupa a la iglesia por lo visto. Seguramente las confesiones irán así:

– Ave maría purísima. (AMP)
– Sin pecado concebida. (SPC)
– Padre, confieso que he matado un periquito.
– Rece un padre nuestro y vaya con cuidado hijo. Los del Espanyol son buena gente.
– ¡Era un pájaro!
– ¡Cállese! Va a saber usted más que el cura. ¡Un padre nuestro más! ¡Por respondón!
– AMP – SPC
– Padre, confieso que he acuchillado a la Paqui.
– Rece dos padres nuestros, un ave maría y no vaya matando por ahí, hombre de Dios. Que hay que decíroslo todo.
– AMP – SPC
– Padre, confieso que ayer me follé al Carmelo. Y con condón.
– ¡Qué dice mujer! ¡Treinta padres nuestros y setenta Ave Marías! ¡Por favor! ¡Qué deshonra para su familia! ¡Y con condón! ¡Hábrase visto! Pero siga, siga contando… ¿Cómo ocurrió todo? Ggghfs.




Y es que no se les puede obligar a los pobres a estar en voto de castidad en contra de sus instintos más primarios. Que luego están obsesionados con el tema. Lo más curioso es eso, el hecho de tener una lista de rezos según el tema. No sé, les veo con un listín, como en las cabinas telefónicas: «A ver… por la b de blasfemia, a ver… Un Ave María y quema en la hoguera. Vaya, este listín está anticuado, ya no se quema» Y van escogiendo según la situación, digo yo.


De todas formas, ya no se lleva lo de confesarse. La gente lo que hace es llamar a la tele o ir al Diario de Patricia. Se acabó el anonimato y el secreto de confesión; ahora si alguien la hace, no la paga, se le paga. Aunque algunos van a la tele a contar sus miserias gratis, que ya tiene delito. «A ver que busque, contar la mierda en la tele… No sale en el listín, no hay salvación posible». No me extraña, les han fastidiado el monopolio.


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7 Respuestas

  1. Jean Bedel dice:

    Ya ni me acuerdo de la última (y única) vez que me confesé. Ainss, que mayor estoy :-)

  2. Patri dice:

    Yo recuerdo haber confesado una vez…. no en el confesionario, sino sentada al lado del cura y con todos los compañeros que hacían conmigo catequesis al lado… Se ve que tenías que confesarte para poder hacer la comunión…cosa que quería hacer con chándal. Pero me dijeron que si la hacía con chándal no vendría nadie a mi comunión. Así que la hice con vestido porque de la otra forma no tendría regalos… xDD

    Actualmente creo que los confesionarios són los programas de la tele. Quizá Patricia (la del diario) es cura y no lo sabemos… y entonces también debe de ser un hombre…

    Madre mía, comienzo a delirar… en fin…

    Creo que éste post ha sido mi confesionario…

    Besos!

  3. Beatriz Basenji dice:

    Estoy contigo.Los curas deben tener su propia familia como todo el mundo.Va contra las leyes de la Naturaleza el celibato.Te felicito el humor que derramas.

  4. Anonymous dice:

    Puesss, me solidarizo con esta gente, encima de casta ni el voyeurismo auditivo le queda, ya que cada vez menos, como notaste, se confiesa la gente. (me salio una onda Yoda xD). Personalmente no estoy ni bautizado asi que se da por sentado que mucho menos me confese, es mas un amigo puede dar fe que la ultima vez que entre a una iglesia el agua bendita emepezo a hervir, la cuenta siempre que tiene ocasion el desgraciado, la mala fama me sienta bien igualmente xDDD. Saludos morri.

    Juan L.

  5. morri dice:

    Jean Bedel: Yo creo que fue cuando hice la comunión XD

    Patri: Yo igual, en la comunión y en frente del cura. Por suerte no era de esos que preguntan: «Niño, ¿te tocas?» ni cosas así con lo cual hubieramos salido huyendo. Creo que le dije que había dicho palabrotas o algo así XDD

    Beatriz Basenjo: Gracias. Pues sí, además lo de la castidad no ha sido algo obligatorio en la historia de la Iglesia siempre, seguramente se debió imponer porque enfermaban. Más de un Papa ha muerto en pleno acto sexual con la emoción. Y así se les pasaría esa mala ostia, y nunca mejor dicho.

    Juan L: Ostras, con lo tuyo se podría hacer una película. A ver si vas a ser un ente del mal y tú sin saberlo… XDD

  6. Nissae dice:

    Yo recuerdo ese momento de tensión del llamado «examen de conciencia» que te hacian hacer dos minutos antes de confesarte en que te entraba una angustia de joe.. a ver que le digo al cura.. yo no pensaba que hubiera hecho nada lo suficientemente mal como para soltarlo..

  1. 10/01/2014

    […] inversor y explicarle que tu idea genial de vender sombreros con forma de polla en la puerta de una iglesia es un negocio cojonudo. Y si la tienes tú has de tener la valentía de invertirla en esa super […]

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