Los eurofans


Uribarri poniendo cara a lo Hannibal Lecter:
«Lo sheéé toooodo»

No había hablado por estos lares de la participación del insigne Rodolfo Chikilicuatre en Eurovisión. Aunque en mi vida personal no había pasado desapercibido en la web no había hablado de ello. Sin ir más lejos, el otro día una chica fue a darme un rapapolvo (nada obsceno) y me dijo: «Te voy a decir cuatro cosas hombre: ¡Uno!» Y yo: «¡El brikindans!» Y entonces fue cuando no me dijo una, sino treinta y cinco. Puntos de sutura, claro. A pesar de la enorme influencia en nuestras vidas, el tema había pasado desapercibido, pero un elemento que desconocía del mundo eurovisivo apareció delante de mis ojos: Los eurofans.


Ahí va la ostia, andando por la calle que va grácilmente (chiste de la tarde, cuarenta puntos de sutura ahora, estoy hecho un guiñapo). Quién me iba a decir a mí que existirían unos personajes que se autoproclaman fans de Eurovisión y que además conocen al dedillo los participantes, no solo españoles, ¡sino también los extranjeros! Les preguntas, ¿quién fue la corista del cantante italiano del año 84? Y lo saben. No solo eso, además, les gustan las canciones. Que a ver, sobre gustos no hay nada escrito, sino de qué habría vendido tantos discos Camela… Pero lo que tiene Eurovisión es que suele ser un truño de enormes dimensiones en el que la música tiene una tendencia preocupante a ser incluso escatológica.


Por lo tanto, los llamados eurofans, que no son acérrimos seguidores de la moneda de curso legal… No los veo ahí gritándole a la moneda de euro en el Banco de España. «¡¡Aaagghhh, mi euuurooo, eee miooo, soy su faaann, lo he tocaooooghhh!!» Y luego los toman por vagabundos. Pues eso, los eurofans que no son ese tipo de fans se ofenden poderosamente porque el baile del chiqui chiqui ha ido a Eurovisión. Sí, amigos, el Chiqui Chiqui es cutre, pero es pretendidamente cutre. Lo han buscado así, precisamente para reirse de todos ellos. ¿Alguien se acuerda del grupo que fue el año pasado a Eurovisión? Yo sí porque lo he mirado, se llamaba D’Nash. ¿No se indignaron de llevar a cuatro pseudoBackstreetBoys cantando una pseudocanción llamada I love you mi vida? Tócate los huevos. Esos sí que eran cutres y encima no lo pretendían, que es lo triste.


Hay algunos eurofans conocidos, pero el más conocido es sin duda Uribarri, el que retransmite el programa para España. Indignado en primera instancia por llevar al chiquichiqui en vez de una balada hermooosa llena de maticeess, birubí birubó; acabó bajándose los pantalones y se hizo amigo de Rodolfo. Es el tío más clasista que se haya uno podido echar a la cara y tuvo grandes frases como por ejemplo, para los heavys de Finlandia: «Son muy limpios». Toma ya, no fuera nadie a pensarse que eran unos jevis melenudos con garrapatas y que al levantar el sobaco tiraban al suelo a los demás concursantes.


Lo mejor de Uribarri sin duda es su capacidad de adivinar los votos. Cada vez que vota algún país sabe a quién van a votar, que digo yo, ¿para qué arman tanta parafernalia? Ese hombre lo adivina todo, lo acabarán llamando Uribarrippel y tendrá un consultorio con un 906. «Hola, soy Uribarri, el futuro te depara 35 puntos en la cabeza por hacerte el gracioso con tu amiga». Todo lo que sea adivinar puntos lo clava el tío. Lo gracioso es que ponen unos números de teléfono a los que enviar mensajes para decidir a quién votas y luego Uribarri va y acierta a quién vota cada uno. ¿Adivina las mentes de los votantes europeos? ¿Es esto un tongo de enormes dimensiones? ¿A los eurofans les gusta oir las canciones o las votaciones?


Así pues, visto lo visto, supongo que los fans de Eurovisión estarán contentos ya que Rodolfo Chikilicuatre no ganó, como era de esperar. Ganó un ruso que llevaba a un violinista que se movía a su bola y un patinador que estaba bailando otra canción distinta melena al viento. «Looo loolooo, a mí me pagan porrrr patinarrrr, no porrr seguirrrr la mússssica» Lo de las r’s y s’s es cosa del acento ruso, que eso lo aprendí en la última de Indiana Jones. Así está la cosa, se siguen votando los amiguitos y las canciones son excrementos olvidables en cuestión de segundos, excepto para los eurofans.


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