Fauna del bloque: El vecino manitas


Ante todo, antes de empezar, os voy a pedir perdón por la falta de posteo de estos días, ya que he visto que algunas personas me habían pedido el volver a postear. Por no hablar de las promesas de tangas usados y demás ofrecimientos impuros que he recibido al e-mail. Pero como eso es lo habitual, no voy a contarlo. Por cierto, si me envía alguien un tanga que al menos no esté usado que luego sirve para un regalo la mar de majo. Pues bien, no he podido actualizar porque he estado ocupado todos estos días debido a una visita esperada, pero ya he vuelto. Aquí estoy para contaros paridas como la de hoy, una nueva entrega de la fauna del bloque.


Hoy os hablaré del vecino manitas porque además, precisamente, hoy lo he sufrido yo mismo en mis propias carnes. Esta mañana estaba yo tan feliz durmiendo en mi cama, soñando cosas porn… Soñando con angelitos con liras melodiosas y de repente unos martillazos golpearon mi sueño. «Yo juraría que anoche no bebí, así que no puede ser resaca» Pensé yo. Al momento caí en la cuenta y por poco me cargo el dinero que tengo en el banco. Chiste del día que dejo para que reflexioneis y por favor, no me lancéis martillos, por ahora. El caso es que había un hombre o mujer o perro martilleando a la altura de la cabecera de mi cama pero dentro de su casa. De un salto yo grité: «¡¡¡Me cago en la puta Bricomanía de los cojones y la madre que la parió!!!« Cuando uno tiene sueño tiene menos sentido del humor…


Y para colmo, ¡todo eso a las 11 de la mañana! Si es que no hay respeto hoy en día por el sueño de los vacacionistas dormilones. Nada de respeto. Pero, la verdad, es que para los vecinos manitas que nosotros estemos o no durmiendo es algo que les sopla la gaita con una facilidad pasmosa. ¿Quién no ha sufrido nunca un domingo a un vecino manitas arreglando vete-a-saber-qué a las 8 de la mañana? Que piensas: ¿Es necesario arreglar algo, lo que sea, a las 8 de la mañana y en domingo? Es más, ¿es necesario levantarte a las 8 de la mañana un domingo? Porque eso también tiene un gran misterio, es como esas personas mayores que cuando tú llegas de fiesta los ves paseando al perro, con una bolsa de churros en el brazo y el diario en la otra. Bueno, el diario, el dominical, el cd de regalo, el primer tomo de la enciclopedia Larousse, tres chapas de juguete, la primera pieza de ánforas griegas y el primer fascículo de leyendas del cine gore. Y oye, ¡sonríen felices! Pero ese es otro tema para otro día que no entra hoy.


Así que tenemos que los vecinos manitas se dedican a tocar los huevos masivamente al bloque entero cuando la gente lo que querría es estar durmiendo. No estamos hablando de las obras en el bloque, que es para otro tema, sino de los vecinos que por su cuenta y riesgo y sin ganar dinero a cambio se dedican a torpedear el sueño del vecindario o simplemente el bienestar casil que todo el mundo querría para sí. La culpa de todo esto lo tiene el programa, ya mencionado, llamado Bricomanía. Este programa ha permitido que lo que antes se consideraba profesión, llámale carpintería, llámale albañilería, ahora es un hobby la mar de mono. ¡Con lo bien que estaban antes montando maquetitas que no hacían ruido! Nada, ahora a montar estanterías, armarios, barandas, asientos, reactores nucleares… En fin, de todo.


Lo que resulta curioso es ver el balcón del vecino manitas, que lo tiene a tope de herramientas que no sabías ni que existían. Hay alguno que tiene algo más de espacio e incluso se ha puesto una hormigonera. «Por lo que pueda pasar, si se cae una pared qué eh». Pues si se cae una pared será probablemente porque ha dado más martillazos de la cuenta, que su mujer se va unos días al pueblo a ver a la madre y cuando vuelve se pierde dentro de su propio piso. «Es que el otro día me puse a cambiar paredes y oye, es un no parar, como comer pipas, empiezas y no acabas». Y ala, toda la distribución de la casa cambiada para siempre.


Y es que esas personas son constructores compulsivos. Su infancia estuvo marcada siempre por el Tente y el Lego y desde entonces no han podido frenar esa necesidad imperiosa de fabricar cosas para su propia casa a todas horas. El problema es que de pequeños también daban martillazos a las piezas y más que fabricar algún elemento del mobiliario lo que hacían era un polvo bastante tóxico. Cosa que aprendieron muy bien para luego intoxicar el bloque entero con su polvo de yeso y masilla blanquecino que cae del balcón de forma peligrosa. Que en Nueva York han prohibido los vecinos manitas por lo mismo, que de repente uno se despierta allí con polvo blanco cayendo de los balcones de arriba y piensas: «O bien es un ataque terrorista con anhtrax o bien es Elton John que ya se ha vuelto a pasar de vueltas». Una de dos. Y los prohibieron.


En fin, que tener un vecino manitas es un sufrimiento para todo inquilino de un bloque de pisos y sobre todo para esas personas dormilonas que prefieren quedarse dormidas hasta las tantas que bajar a pasear al perro y a comprar el periódico a horas en las que aún no están puestas las calles. País…


P.D: Por cierto, como me pasé hace tiempo a la nueva versión de Blogger, supongo que os habréis fijado en el tema etiquetas que sale al final del post. Aún no está bien preparado todo, pero en algunos posts, si clickáis en la etiqueta, os llevará a todos los posts relacionados con el tema que he escrito hasta la fecha. Así que si clickáis ahora abajo, donde pone Etiquetas: Fauna del bloque, podréis ver todos los posts de fauna del bloque que hay en la web ahora mismo. Espero que os sea de utilidad.

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