Los mandaos de las madres


Hoy, queridos y fieles lectores, os voy a hablar de un tema que en la infancia me mantenía día sí, día también, en auténtico vilo. Era un desasosiego moral que tenía internamente debido al estado de esclavitud en el que vivía como niño. Esclavo de tu propia madre. Y no, no me hacían limpiar ni planchar ni tender como a otros niños más esclavos. No. Me hacían ir a por mandaos, a cualquier sitio, para cualquier cosa. Lo que comunmente se conoce como correveydile o mejor dicho andaveytraemealgo.


De niño vives en un extraño estado permanente de niño-de-recados en el cual no puedes dedicar todo tu tiempo, todo el que quisieras, a tu consola favorita. ¿Para qué están los niños si no es para jugar a la consola? ¿Para ver la tele? Pues también. Querías todo tu tiempo para hacer el vago por casa, leches, que eres un niño, ya sabes que de mayor eso no va a ser algo que puedas hacer habitualmente. A no ser que te llames Ricardito Bofill y vivas en un estado permanente de vacaciones… Pero ese es otro tema.


El caso es que tú estabas tan tranquilo a tus cosas cuando de repente aparecía tu madre y te soltaba: «Anda niño…»El anda niño es como oir caerse una losa encima de tu cabeza de golpe. «Anda niiiñññoooouuuuu» Lo escuchabas ya como con eco y a cámara lenta. «Anda ve y ves a buscar un poco de perejil en casa de la vecina, y luego ves a por una barra de pan de cuarto y 250 gramos de jamón». Y claro, te empezaban a meter datos en la cabeza y tú que pensabas en Súper Mario pues no te acordabas de todo. ¿Al final qué pasaba? Pues que traías una barra de jamón, 250 gramos de pan de perejil y le pedías a la vecina si te podía dar un poco de cuarto que tiene en su casa. Y claro, la vecina flipaba, a ver si se pensaba que podías hacer un dúplex así por la cara y sin comprarle el piso…


En fin, que era todo un auténtico follón. Y todo porque a tu madre se le plantaba en el moño el no querer ir a comprar. Ya ves tú, como si tuviera muchas cosas que hacer… Si sólo tenía que barrer, fregar, limpiar, lavar los platos, preparar la lavadora, tender, planchar, hacer la comida… ¿Eso que es? ¿Qué es eso en comparación con las cinco horas que necesitabas para conseguir la puñetera flauta que te pasara de mundo en el Super Mario Bros 3? No había respeto por las necesidades de la niñez.


Lo peor de todo, aunque parezca mentira, no era eso. Era que las vecinas, que también son madres, te mandaban a hacer cosas también. Pongamos por caso. Está tu madre hablando con una de las vecinas del bloque o del barrio, o de lo que sea. Y tu madre está en plan: «Es que no puede ser, porque hay mucha cola en el súper… Es un paaalo» En fin. Que tu madre no tiene ganas de ir al súper. Y salta la vecina: «Pues manda al niño». ¿¡Como que manda al niño!? ¿Le ha pedido alguien opinión a usted señora? ¿Es que no ve que tengo cosas que hacer? ¡Anda ya y mande a su puñetera madre! Y claro, porque no te oye, porque si ella pudiera mandaba a su madre en silla de ruedas a que le fuera a comprar un bote de tomate frito Solí. Pero aún así, tienen conciencia. Y no lo hacen.


Total, que al final el súper está lleno de críos comprando, con listas de las madres y cargando bolsas de 5 kilos a cada brazo. Para que luego digan que los niños no hacen deporte y que cada vez hay más obesidad infantil. Ya sabéis, cuando seais madres y padres, mandad a vuestros hijos, es por su salud.

11 Respuestas

  1. carmncitta dice:

    Jajajaja, lo has clavado tío xDDD
    A mi cuando me empezaba a pedir muchas cosas le acababa diciendo que me apuntara las frases para pedirlas: ‘quiero media docena de huevos’ (eso cuando era aún muy pequeña jajaja).

  2. morri dice:

    Gracias carmencita XDDDD Lo mejor es eso, que te lo apunten, porque la memoria tiene un cierto límite xDDD

  3. mateo dice:

    la parte buena, era que te podías quedar con las vueltas. os imaginais lo que podía yo hacer con dos euros? comprarme como veinte chicles!!!!!!!

  4. morri dice:

    Mateo, lo mejor no es que te compres 20 chicles, es que los juntes todos y te formes un megachicle con la consiguiente burbuja kilométrica que le harías a tu madre al llegar a casa. «Donde está el cambio?» Diría tu madre. «Aquí». Y explota la burbuja. Sería la mar de bonita la escena…

  5. O.k.,o.k.! dice:

    Pues yo creo que pasé de trabajar para IBM (y veme a comprar…) en casa a hacerlo en entornos aún más hostiles (IBM a fotocopiar esto) y aún no he logrado que me cambien de departamento ;)

  6. morri dice:

    O.k,o.k, gran invento lo del IBM xDDDD Lo que pasa es que es mejor decirlo que te lo digan…

  7. Elena dice:

    Jajaja

    me he sentido tan reflejada… has descrito mi infancia!!!

  8. Laura dice:

    La infancia, suele ser cruel jajajaja, sobre todo si tocan madres como las nuestras, mandonas y con esa lista de súper que acabas de describir la cual todos tuvimos que memorizar una y otra vez. En Venezuela pasa exactamente lo mismo, me parece que va de generación en generación, y claro herencia es herencia.

  9. morri dice:

    Elena, me alegro que haya salido reflejada, o no, qué infancia más dura! jajaaj :P Saludos.

    Laura, ¿tú la memorizabas? Es que era muy complicada. ¿Quién conoce de pequeño el significado de un «puñao» y una «pizca»?

  10. Anonymous dice:

    estan chulisimos tus posts, nose ni cual leer. y a todo esto, me salió porque yo iba buscando en el gloogle la palabra tele….!!!las cosas q tiene la vida!.

  11. Marina Riquelme Garcia dice:

    mi madre es una pesada no se mueve del sofá y con 84 años fuma y no entiendo cuando me manda a comprar tabaco al quinto pino y digo yo QUE VAYA ELLA y que se busque la vida que de 5 hermanos siempre me toca a mi.

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